Conservo en una caja de zapatos una variada colección de entradas a varios recitales a los que asistí, que cada vez que tengo la oportunidad exhibo con enorme orgullo.
Una tarde se me ocurrió mostrárselas a mi hijita, pensando que le gustaría mucho compartir esos recuerdos conmigo y le pedí por favor que no las dañe, que las trate con cuidado, que esas entradas significan mucho para mí.
Me descuidé solo un instante y vino corriendo con una sonrisa pícara en el rostro a devolverme los papeles llenos de dibujitos multicolores de crayón en el dorso.
La miré con furia y estuve a punto de lanzarle una colección de insultos irrepetibles, pero pronto me di cuenta que, desde ese momento, esas entradas eran algo aún más especial.
Tranquilo, busqué en el fondo de la caja y le dije:
- Tomá hijita, aca te quedan dos más.
Y luego de disfrutar de sus últimos dos garabatos, las guardé cuidadosamente en la caja, así ahora puedo mostrárselas a quién las quiera curiosear y decirle:
- Esta es la entrada al recital de los Stones en Buenos Aires... y estos dos círculos verdes en crayón que están a la vuelta, soy yo.
Una tarde se me ocurrió mostrárselas a mi hijita, pensando que le gustaría mucho compartir esos recuerdos conmigo y le pedí por favor que no las dañe, que las trate con cuidado, que esas entradas significan mucho para mí.
Me descuidé solo un instante y vino corriendo con una sonrisa pícara en el rostro a devolverme los papeles llenos de dibujitos multicolores de crayón en el dorso.
La miré con furia y estuve a punto de lanzarle una colección de insultos irrepetibles, pero pronto me di cuenta que, desde ese momento, esas entradas eran algo aún más especial.
Tranquilo, busqué en el fondo de la caja y le dije:
- Tomá hijita, aca te quedan dos más.
Y luego de disfrutar de sus últimos dos garabatos, las guardé cuidadosamente en la caja, así ahora puedo mostrárselas a quién las quiera curiosear y decirle:
- Esta es la entrada al recital de los Stones en Buenos Aires... y estos dos círculos verdes en crayón que están a la vuelta, soy yo.
4 comentarios:
Buenisimo no hay algo más grande que una expresión de amor de un hijo. Tetor..
Cualquier cosa resulta pequeña y sin sentido, al lado del amor mas puro que ninguno otro ser nos podrá dar...
Gracias Tetor, por tu comentario. Coincido plenamente. Un abrazo
Anónimo, gracias por tu visita. Sabias palabras nos dejas por acá. Saludos
Este relato esta precioso!. Una pregunta: ¿es una historia real o una ficción?, disculpa la impertinencia
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