Ella tejía una bufanda de sueños en una larga noche de invierno. Al verla sola y muerta de frío, el príncipe se acercó para ofrecerle un chocolate. Al comerlo, sus ojos se encendieron como dos hermosos diamantes, y pudo ver como los sueños de la bufanda comenzaban a hacerse realidad.
lunes, 9 de marzo de 2009
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