miércoles, 18 de marzo de 2009

Mi propio otoño

Hace casi veinte años que me hago cortar el cabello por el mismo peluquero. Mudó de local, incluso de barrio, y a pesar de todo sigo siendo un fiel cliente de su peluquería. Será por tener edades similares que, además de la típica relación estilista-cliente, logramos con el paso del tiempo construir algo muy parecido a una amistad. La mayoría de las veces me retiré del local muy conforme con su obra y solo en algunos casos tuve que volver para un fino retoque, pero últimamente no hay corte que me satisfaga, pienso que está muy corto, que sigue largo o que se nota demasiado el remolino que detesto desde que era un niño. Cambié mi peinado y le pedí que modificara el estilo y, sin embargo, aún hay algo que me deja disconforme frente al espejo. Busqué múltiples razones para culpar al peluquero pero debo reconocer su inocencia. Nadie puede vencer al paso del tiempo que lentamente se revela en los cabellos que me abandonan por las noches sobre la almohada o taponan el desagüe de la bañadera. Es evidente que está llegando mi propio otoño, solo espero que mi estilista continué siendo suficientemente hábil para ayudarme a disimularlo.

7 comentarios:

Maximiliano dijo...

realmente es un extraño fenómeno...
aun soy jóven, pero algún día los años se me vendrán encima...no habrá ni peluquero ni maquillador capaces de arreglarlo...
pero es señal de que hubo toda una vida que fue dejando sus marcas...hace poco descubrí el blog y me gustó mucho...espero que puedas pasar x el mío...trato de subir cuentos, frases o las cosas que se me ocurren al momento...

::::La vida es lo que pasa cuando estamos distraidos en otra cosa:::

Martín Gardella dijo...

Maximiliano, entré a tu blog y promete ser un sitio muy interesante que te garantizo que voy a seguir. Lamento que no hayas previsto un espacio para comentarios, así que lo hago por acá. Gracias por tu visita, espero que vuelvas pronto.

Christian Pereira dijo...

Un cuento que nos toca a todos los hombres ( o a la mayoria). Espero que el cambio climatico frene mi propio otoño y pueda usar el peine algunos años mas.
Pobre MM !

Anónimo dijo...

martin, te felicito de verdad por esa inspiracion oculta que tenes y que no conocia a pesar de los años que te conozco, hay que aceptar la vida tal cual es, con o sin pelo, y eso te va ayudar a disfrutar naturalmente de ella haciendonos complece de eela y no viviendo contra el reloj, que eso es lo que nos estresa. amigo,continua con esto que es muy lindo y mis sinceras felicitaciones nuevamente, saludos cordiales de sergio pititto.

Martín Gardella dijo...

Gracias Sergio por tus palabras. Espero que vuelvas seguido por aca aunque los cuentos no te tengan como protagonista. Te mando un abrazo

mara-mara dijo...

Seguramente a tu estilista le llegará, si no le ha llegado ya, su propio otoño. Es mejor no disimular lo que es evidente y forma parte del proceso natural de la vida. No pierdas nunca esa sonrisa y el paso del tiempo será más benévolo contigo, ya verás!

Te dejo mi sonrisa.

Martín Gardella dijo...

Mara-mara, es cierto lo que decís. Cuando le llegue ese momento, reiré yo! jaja Gracias por comentar estos cuentos tan viejos.. me encanta ver que todavía alguien los lee. Un beso