La suspensión del partido por culpa de un corte de energía en la canchita nos obligó a adelantar dos horas la reunión en la mesa de la pizzería donde habitualmente nos juntamos después del fútbol semanal.
Masticando una aceitosa porción de fugazetta, el negro Rubén inició el debate. Che, ¿se enteraron que se casó la gorda Luján? - preguntó.
- ¡Que bárbaro viejo! De nuestras compañeras de colegio, todas las gordas terminaron casándose antes que las más lindas – dijo ferozmente Víctor.
- ¡Y bien merecido lo tienen! – agregó Julio con una sonrisa – Las gordas son lo más lindo que hay. No son tan histéricas como las flacas y son mucho más agradecidas.
- Nunca me voy a olvidar de la gorda Nancy. Era una virtuosa en la cama. Nunca vi a nadie con tanta actitud – recordó Jorge mientras daba un sorbo corto a su cerveza rubia.
- Es cierto – asintió Ernesto – las gordas son más gauchitas y fáciles de encarar, porque siempre te esperan con una sonrisa.
- No siempre – aclaró Ricardo – Mabel suele recibirme con peor cara que mi perro Bobby. Creo, en cambio, que la verdadera razón por la cual los hombres las elegimos para casarnos es porque con ellas nos sentimos más seguros. Las gorditas son conformistas y más fieles, porque ¿quién va a querer robárnosla?
Una corta carcajada generalizada puso fin a la discusión, que luego derivó en charlas sobre fútbol, electrónica, experiencias con prostitutas, críticas a los jefes o quién pone a disposición su casa para organizar el próximo asado.
Media hora más tarde, recibí en mi casa un extraño llamado desde el teléfono celular de Ricardo. - ¡Al final, son todas iguales! – se quejó con notorio disgusto. Los pantalones verdes que acababa de encontrar sobre el suelo del comedor de su departamento formaban parte del deslucido uniforme del encargado del edificio y los sonidos que provenían desde la habitación contigua eran los reconocibles jadeos de la gorda Mabel.
Masticando una aceitosa porción de fugazetta, el negro Rubén inició el debate. Che, ¿se enteraron que se casó la gorda Luján? - preguntó.
- ¡Que bárbaro viejo! De nuestras compañeras de colegio, todas las gordas terminaron casándose antes que las más lindas – dijo ferozmente Víctor.
- ¡Y bien merecido lo tienen! – agregó Julio con una sonrisa – Las gordas son lo más lindo que hay. No son tan histéricas como las flacas y son mucho más agradecidas.
- Nunca me voy a olvidar de la gorda Nancy. Era una virtuosa en la cama. Nunca vi a nadie con tanta actitud – recordó Jorge mientras daba un sorbo corto a su cerveza rubia.
- Es cierto – asintió Ernesto – las gordas son más gauchitas y fáciles de encarar, porque siempre te esperan con una sonrisa.
- No siempre – aclaró Ricardo – Mabel suele recibirme con peor cara que mi perro Bobby. Creo, en cambio, que la verdadera razón por la cual los hombres las elegimos para casarnos es porque con ellas nos sentimos más seguros. Las gorditas son conformistas y más fieles, porque ¿quién va a querer robárnosla?
Una corta carcajada generalizada puso fin a la discusión, que luego derivó en charlas sobre fútbol, electrónica, experiencias con prostitutas, críticas a los jefes o quién pone a disposición su casa para organizar el próximo asado.
Media hora más tarde, recibí en mi casa un extraño llamado desde el teléfono celular de Ricardo. - ¡Al final, son todas iguales! – se quejó con notorio disgusto. Los pantalones verdes que acababa de encontrar sobre el suelo del comedor de su departamento formaban parte del deslucido uniforme del encargado del edificio y los sonidos que provenían desde la habitación contigua eran los reconocibles jadeos de la gorda Mabel.
3 comentarios:
clap clap clap.... excelente representacion de la realidad. Las gorditas son tal cual lo descibe el relato, pero tienen un gran defecto... tienden a no ser muy fieles. Les gusta la partuza...les gusta la accion. Son como un Chevrolet 400...les gusta la accion
Triste sorpresa la de Ricardo,pero en mujeres no hay nada escrito.
Christian, gracias por tu comentario. Lo comparto en gran parte, lo sabés. Un abrazo
Carlos, claro que no, salvo este relato. Gracias por llegar hasta aquí para comentar. Un abrazo
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