a Javier Perucho
Ubique en el mapamundi una zona rocosa donde se permita la pesca costera. Consiga una red de deriva con dimensiones suficientes. Embárquese solo, preferentemente en una nave sin motor. Proteja sus oídos con cera marina y no olvide perfumarse con abundante agua de colonia. Al arribar al lugar de la captura, eche a flotar algún objeto dorado como carnada. Mantenga silencio mientras dure la espera. Cuando una cola de pez se sacuda entre las olas, recoja la red en forma suave y envolvente. Es recomendable liberar a su presa en un lugar seguro y retirado. Disfrute de su nueva compañía conforme su voluntad. Mientras la haga sentir a gusto, ella sabrá como satisfacerlo. Pero recuerde: jamás intente fotografiarla. Y, antes que anochezca, regálele el objeto dorado y regrésela al agua.