viernes, 30 de octubre de 2009

Aventura a ciegas (minificción sonora)

Sus gritos masculinos se confundieron con el retumbo de un portazo y un televisor a todo volumen que nunca fue apagado. Afuera, los ecos de la ciudad en plena actividad se manifestaron en bocinas irritantes, altoparlantes confusos y voces desconocidas. Más tarde, se contentó con el sonido suave del viento, mezclado con el piar lejano de las aves del descampado. En el final del recorrido, antes del imperioso silencio, llegó a escuchar el atemorizante taconeo de las botas.

25 comentarios:

Posmoderna dijo...

Al parecer, para él, no importa que tan lejos pueda correr, no puede esconderse.

Saludos!

Víctor dijo...

Bueno, Martín. Buena descripción acústica. Describir lo que se ve no es tan dificil (fíjate en la mayoría de las novelas del XIX europeo)pero describir lo que se huele (como en "El perfume", de Süskind) o lo que se oye (como en tu relato) ya es otra cosa. Yo hice algo parecido no hace demasiado, que quizás pueda entenderse -si me permites la osadía- como la segunda parte de este cuento:

http://realidadesparalelos.blogspot.com/2009/05/entierro-acustico.html

Ya me dirás qué te pareció.

Un saludo, Martín.

SIL dijo...

Tremenda descripción de una huída, a ciegas...
los sonidos y los silencios llegan al lector, oomo si compartiera la experiencia con el protagonista.
Original y excelente.
El final: una perlita.
Un beso enorme, Martín.

Virginia Prieto dijo...

que interesante...

muy buen final

beso

cosasimpropias dijo...

hasta el mas bello silencio puede augurar peligro

BLAS dijo...

Escribe usted muy bien.
Enhorabuena.

Con su permiso, me hago su seguidor. Saludos desde la ciudad de la Plaza Ochavada.

Javier Alfaro Martínez dijo...

Después de leer tu mágica narración, sentí como de manera instantánea se agudizo mi oído. Ya que comencé a percatarme como cada palabra que tecleaba emitía un rico sonido rítmico. Escuche el click al contacto mi dedo índice de mi mano derecha cuando presione el botón del mouse, al publicar este cometario. Percibí el giro y el rodar de mi silla al empujarla hacia tras, así como el suave rechinido al levantarme de ella. De pronto... después de un segundo de silencio, una la fuerte ovación que se escuchó por toda mi habitación... eran las palmas de mis manos que aplaudían sin cesar.

Me uno con regocijo al reconocimiento del premio recibido y por todos tus logros realizados.

Felicidades, Martín.

Natalia Astuácas dijo...

Suuussspeeeensoooooo...
Lo mantuviste siempre Ç:)

-Un beso y un fuerte abrazo amigo, cuidate mucho, besos.

Anónimo dijo...

Siempre que queremos abandonar un ciudad, o una situación, da lo mismo, al final siempre nos encontramos con nuestra propia huida.
Un saludo

Lisandro dijo...

Buenisimo como esta relatado, todo se puedo oir en este texto! un fuerte abrazo amigo!

Ignacio Reiva dijo...

Las palabras vueltas sonidos para que los sonidos griten palabras. Un gran abrazo Martín.

Susi DelaTorre dijo...

Cierto... he oído todo... !

Qué estupendo ha sido engañar a la mente con tanta maestría!


Un saludiño, Martín!!

Esteban Dublín dijo...

Martín, tienes un mérito grande al escribir un cuento así. Suena solito.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Horrorosa realidad que tantos habrán padecido.
Muy bien contada, con lo justo y lo acertadamente emotivo.

Un abrazo.

mara-mara dijo...

Me asomo e puntillas a tu living con el sigilo que la situación merece... procurando el máximo silencio y con los latidos de mi corazón como música de fondo te cuento en voz bajita que el taconeo de mis botas es de lo más inofensivo..., es mas, creo que este es un buen momento para explicarte el verdadero significado del nombre por el que me conoces; verás...: mara-mara es una onomatopeya que se emplea en el idioma vasco para indicar la suavidad de cualquier movimiento, (normalmente se aplica para la lenta y silenciosa caida de la nieve) pero es aplicable a cualquier otra situación que sugiera tal suavidad y delicadeza... asi pues, le invito al protagonista de tu pequeño cuento, a mi relativo silencio...

Y me retiro despacito, tal y como he venido, con los tacones en la mano pensando por lo bajito.... jolín! pero qué frio está el suelo!!!


Sonrisas y besos (silencios@s) :)

Martín Gardella dijo...

Posmoderna, evidentemente nadie puede escapar a su destino. Gracias por comentar. Saludos

Víctor, creo que lo difícil de este tipo de relatos es lograr que el lector vea lo que en realidad debería escuchar y no puede. Leí tu relato, era inédito para mí, pero coincide en la temática. Buen trabajo! Saludos

Sil, gracias por tantos elogios. Me alegra que te haya gustado. Creo que hay muchas interpretaciones posibles de este relato y sobre todo de ese final. Un beso

Martín Gardella dijo...

Vir, muchas gracias! Me alegra que te haya gustado. Creo que el final le dejará a cada lector una imágen diferente. Saludos

cosasimpropias, estoy de acuerdo con vos. O quizás es una tranquilidad aparente, como la que se siente en la selva antes que el león se avalance sobre su presa. Saludos!

Blas, pues bienvenido al Living entonces! Me alegra que te haya gustado este sitio. Gracias por tu comentario y por seguirme. Un abrazo

Martín Gardella dijo...

Javier, espectacular tu comentario. Es bueno detenerse cada tanto a prestar atención a los sonidos y descubrir un Mundo diferente. Pude imaginar todo lo que describís, muchas gracias!
En cuanto al premio, fue una sorpresa enorme y grata recibirlo. Muchas gracias por tus palabras! Un abrazo

Natalia, me alegro que te atrapara la historia entonces! Un beso, querida amiga!

Luis, estoy de acuerdo. No hay forma de escapar en ese caso. Un abrazo

Martín Gardella dijo...

Lisandro, parece contradictorio decir que se puede oir en un texto, pero creo que es así! Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo

Ignacio, gran frase la que incluís en tu comentario. No lo había pensado, pero creo que es así. Gracias por comentar. Saludos

Lasosita, así es, esa era la intención del relato. Engañar a la mente haciéndole ver sonidos. Me alegra que haya funcionado! Un beso

Martín Gardella dijo...

Esteban, muchas gracias. Fue un lindo ejercicio diferente. Me alegra que te gustara. Saludos

Neogeminis, creo que este relato puede hacer imaginar una historia muy triste. Al menos eso es lo que me pasó a mí. Gracias por tu comentario. Saludos

Mara-mara, me mató tu comentario! Que gracioso! Además, fue una excelente ocasión para conocer más sobre el origen de tu nombre. Seguramente el protagonista del relato ya estará yendo para allá. En cuanto al frío en los pies, lo tendré en cuenta. Para la próxima, pondremos una alfombra. Muchas gracias! Un beso!

Elo dijo...

Genial este cuento... No pude evitar imaginarme unas botas rojas carmesí jajaja

Anónimo dijo...

No creo que hya sonido más estremecedor que un taconeo acercándose desde atrás, en medio de la oscuridad o un paisaje desolado y desconocido.

Saludos

Martín Gardella dijo...

Quimera, que bueno que tu buen gusto surja incluso en esos momentos críticos. jaja Gracias por tu comentario. Un beso

Dragón, coincido con vos. Por eso creo que el final es aterrador! Un abrazo

Netomancia dijo...

Es lindo jugar con las posibilidades de la narración y volcar aspectos auditivos dentro del textual. Bárbaro Martín, un abrazo.

Martín Gardella dijo...

Gracias Netomancia. Fue un lindo ejercicio el de cerrar los ojos e imaginar las imágenes con los oídos. Gracias por tu comentario. Un abrazo