lunes, 14 de septiembre de 2009

Desde abajo de las sábanas

Aquella noche, mientras dormía, escuché un ruido estridente que me hizo despertar. Encendí la luz de la mesa de noche y pude ver un duende en el suelo, en plena búsqueda desesperada debajo de mi cama. Al verme despierto, se incorporó de un salto y arrojó sobre mí una mirada desafiante. Decía venir de una tierra de fantasía, tras los pasos de un hada rebelde que había logrado esconderse en algún lugar de Buenos Aires. Aseguraba que la mujercita alada era extremadamente peligrosa, por su capacidad de enamorar perdidamente al primer hombre que osara mirarla directamente a los ojos.
Los últimos informes recibidos desde su lugar de origen afirmaban que la dama fantástica se hallaba alojada en alguna de las múltiples viviendas de mi barrio. Aseguré no haberla visto y me comprometí a informarle en el futuro cualquier noticia que tuviera de aquella extraña doncella. Satisfecho, el pequeño sujeto vestido de verde inclinó su cabeza para agradecerme y escapó a la carrera, trepando ágilmente por la chimenea.
Dos minutos más tarde, ella abrió la puerta del baño contiguo y volvió a la cama. Allí noté, por primera vez, las marcas de la extirpación sobre su espalda.
- Ya no podrán encontrarme – me dijo sonriente - Me quedaré contigo para siempre.
Con su cuerpo mínimo enroscado al mío, sellamos nuevamente nuestros labios en un profundo beso de amor. A partir de entonces, aunque ya no tenga aquellas alas preciosas con las que llegó planeando hasta mi ventana, ella logra remontarme en vuelo diariamente, desde abajo de las sábanas.

38 comentarios:

Carina Felice, Photography dijo...

Y yo creo que de algun modo, continuan siendo alas preciosas! Quien dice que lo que se extirpa, no continua?
o tal vez el amor verdadero logre regenerarlas! (Quien dice que no vuelven a salir?)
Bellisimo cuento!
/\Namaste.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Pues sí que iba a ser peligrosa.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Natalia Astuácas dijo...

Martín amigo, te dejo un abrazote de inicio de semana, cuidate mucho, besos.

Cuidate mucho.

Harold Diaz dijo...

Me encantó, excelente relato.

Evangelina Prieto dijo...

Qué lindo texto, una verdadera leyenda sobre el amor verdadero...
Abrazo

SIL dijo...

Lograr encontrar un ser único que adoremos,
que nos haga volar debajo las sábanas,
y se corte las alas a causa de ese amor!!!
Habrá una combinacion más perfecta ???
Es el cuento más sublime con final feliz, que leí en toda mi vida.

Genial,una vez más.
Un beso enorme, Martín.

El Vocero dijo...

Me encantan tus cuentos Martín.

Muy bueno. De veras!!

Abrazo fuerte

Lisandro dijo...

Las las las llevara siempre puestas, con la luz que le das a tu amada... me encantó... un abrazo!

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Así somos las mujeres!...tenemos magia y alas para rato...cuando encontramos al duende indicado, claro! jejeje


Un abrazo!

David Moreno dijo...

Precioso cuento, lleno de fantasía y ternura.
Al final todos soñamos con una doncella así, que sin alas nos haga disfrutar abajo y arriba de las sábanas... ¿no?

Un saludo indio

. dijo...

¿Quién dijo que fueran necesarias las alas para volar?

Me gustó.

:)

Víctor dijo...

Me gustó, Martín. Sobre todo ese final de hacerlo volar, desde las sábanas, aunque tenga extirpadas las alas. Preciso, bien narrado, un buen final... ¿qué más se puede pedir?

Saludos lelos!!!

Campanula dijo...

Que bonito, me gusto muchisimo.
un abrazo

HUMO dijo...

Que bello sentimiento, que hermoso lo has contado!

=) HUMO

Martín Gardella dijo...

Carina, creo que tenés razón. Nada impide que las alas resurjan por la fuerza del amor, y en ese caso, lo llevará a volar con ella hasta el infinito! Gracias por tu comentario! Un beso

Fernando, de alguna manera, todas lo son. Bienvenido al Living! Un abrazo

Natalia, igualmente para vos. Gracias por pasar siempre por aquí. Un beso

Martín Gardella dijo...

Harold, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

Evangelina, me gustan los relatos de amor sencillos. Creo que esa es la clave para que sea verdadero! Gracias por tu comentario. Un beso

Sil, muchas gracias por tantos elogios. Espero que haya muchos más relatos con los que te pueda sorprender. Un beso

Martín Gardella dijo...

Vocero, me alegra mucho que te gusten mis relatos! Te agradezco mucho tu generosidad. Un abrazo

Lisandro, ella tiene luz propia, no se la doy yo. Pero evidentemente, algo me contagió. Gracias por tu comentario! Un abrazo

Neogeminis, acaso me viste cara de duende?? jaja Gracias por tu comentario! Un beso

Martín Gardella dijo...

No comments, creo que tenés razón. ¿Quién no soñó con tener un hada personal alguna vez? Quien dice que todo esto no sea un sueño también. Gracias por tu opinión. Saludos indios.

Orologiaio, tenés razón. Este relato demuestra que la clave para volar no está en las alas. Saludos!

Victor, me alegra que te haya gustado. Creo que es algo distinto a lo que venía escribiendo últimamente, pero vale la pena variar! Un abrazo grande

Martín Gardella dijo...

Campanula, que bueno que te haya gustado! Muchas gracias por tus elogios! Un beso

Humo, me alegra que te haya gustado la forma del relato. Muchas gracias, como siempre! Un beso

Javier Ortiz dijo...

Simplemente, ¡sublime!

Martín Gardella dijo...

Javier, muchísimas gracias por tan generoso elogio! Saludos

Citopensis dijo...

Campanilla.

Sin esa ropa verde...

Martín Gardella dijo...

Citopensis, esta es un poquito más grande que aquella (por suerte). La podríamos llamar "Campana". Saludos

Anónimo dijo...

Amigo Martín, por favor, no la dejes escapar. Vive el amor de la hadita a tope, solo de esta manera podrás hacerla feliz y ella te colmara de placer el resto de tu vida.
Magnifico relato.

Martín Gardella dijo...

Luis, muchas gracias por tus buenos deseos. Será cierto acaso lo que dicen de las hadas? Estoy seguro que si. Un fuerte abrazo

Kutxi dijo...

Hermoso texto. Tenés una gran sensibilidad y un poder expresivo fantástico. Te felicito desde la admiración.

Un abrazo grande,

Kutxi.

≈♦ Mi Sentir ♦≈ dijo...

Es un escrito muy lindo,te dejo un gran abrazo buenas noches

Deprisa dijo...

Afortunado aquel que conozca a la persona que le hace volar sin alas.

Raúl dijo...

Tienen algo peligroso los amores de fantasia. Un día despiertas y el cuento se ha acabado.
Un saludo de nuevo, Martín.

Martín Gardella dijo...

Kutxi, gracias por tan elogioso comentario. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo

Mi sentir, que bueno que te guste. Un abrazo para vos también

Martín Gardella dijo...

Deprisa, estoy de acuerdo con vos. Solo unos pocos tienen esa suerte, pero creo que es posible. Un beso

Raúl, es cierto, es un riesgo. Pero mientras dure, nadie podrá borrar lo que haya podido disfrutar. Gracias por tu comentario y por volver por aquí! Un abrazo

Anónimo dijo...

que bonitoooooooooooooo!!!!

una ternura increible me causa imaginar ese beso con el que deciden estar juntos.

precioso.

un abrazote!


pd.


si tienes oportunidad pasate por mi blog a ver si me puedes ayudar con algo que tengo por alla.

Martín Gardella dijo...

Sonia, muchas gracias! Me alegra que te haya gustado y que puedas imaginar esa escena final.
Pasare por tu blog a ver que sorpresa me espera por allá. Un abrazo

Verónica Calvo dijo...

Bueno, siempre se conservan, aunque no se vean ;-) Muy imaginativo. Un saludo desde la desembocadura del Guadina.

Netomancia dijo...

Quién no ha soñado con una dama fantástica llegando por la ventana. Seguramente el vuelo además de placentero, es único cada vez que se produce.
Un abrazo!

claudia paredes dijo...

...qué más...buen viaje!

Martín Gardella dijo...

Ananda, gracias por tu visita! Coincido contigo. Las hadas tienen el poder más allá de las alas. Un beso

Netomancia, sin dudas que es así. Yo lo soñe y por eso lo escribí. Un abrazo

Claudia, que manden una postal desde allá! Un beso