Una llamativa publicidad ofrecía una solución para escritores carentes de imaginación. Por unos pocos pesos, se recibía una encomienda por correo postal. “Para poder escribir una buena historia, nada mejor que vivirla”, era el lema del producto. El escritor quiso probar.
Al abrir el paquete, encontró simplemente un frasco de pastillas anaranjadas. Se sentó frente al computador y escribió el título de un cuento como disparador. Apenas ingirió una de las píldoras, comenzó a visualizar una historia inspirada en ese encabezado. Así, en sólo dos días, pudo escribir tantos relatos como pastillas tenía el frasco. Agotado, observó con satisfacción el envase vacío. Aún faltaba una historia increíble. La tituló “Un paseo por la muerte”, y engulló nervioso la última cápsula.
Este microrrelato fue mi soplo en el Vendaval de Microrrelatos 2012.
Hay que leer el prospecto. Maravilloso
ResponderEliminarUn abrazo
Mi primera intención fue conseguir esas pastillas, pero ahora creo que no lo haré. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
EL típico caso de escritores que son famosos después de muertos :)
ResponderEliminarMuy original.
Un saludo, Martín.
En el hospital podría escribir "se me pasó la mano"... nuca se sabrá que pasó; pero he ahí una situación donde todo sería ganancia.
ResponderEliminarUn abrazo Martín, buen relato "encapsulado".
Me gusta mucho la idea, Martín, pero no sé si hubiera hecho tan obvio el último título de esa pastilla.
ResponderEliminarAbrazos.
Las mejores obras siempre terminan con la muerte.
ResponderEliminarSaludos
J.
Todavía no he tenido tiempo de leer todos los soplos del Vendaval.
ResponderEliminarMe gusta este micro, original la idea y creo que no, no buscaré esas pastillas, mejor sigo con mi muso.
Besitos
Lapislazuli, tardo en responder, pero aquí estoy, intentando reactivar el living. Gracias por tu comentario,me alegra que te haya gustado. No dejes de leer las instrucciones. Un beso
ResponderEliminarEl moli, no te lo recomiendo. Sus efectos pueden ser contraproducentes. Un abrazo
Sergio Cossa, es cierto. Pero al menos logró la fama que tanto quería, no? Un abrazo
ResponderEliminarAlejo, muchas gracias. Me gustó como completaste la historia. Siempre hay lugar para un cuento más. Un abrazo
Esteban, muchas gracias por tu opinión siempre sincera y constructiva. Pensé eso mismo antes de agregar el título. Pero me parece que suma para dar impacto. Bah! Eso espero. Un abrazo internacional.
ResponderEliminarJosé, no todas. Algunas terminan en el olvido. Gracias por comentar. Un abrazo
ResponderEliminarElysa, sin dudas el vendaval tuvo soplos más grandes que este. Pero no quise quedarme con las ganas de aportar mi soplido. Gracias por pasar. Saludos!