Un loco
tiene una mancha violácea marcada en la frente desde el nacimiento. Él no lo
sabe, pero allí lleva inscripta, en una lengua olvidada, la fórmula de la felicidad. Como le disgusta ese tatuaje
involuntario, lo cubre con una vincha de tenis blanca que no se quita nunca, ni
siquiera en absoluta soledad.
Los vecinos, sin conocer el secreto, se burlan a
sus espaldas cada vez que sale a caminar con el atuendo en la cabeza. Por
suerte, su demencia le permite mantenerse alejado de las críticas y seguir
viviendo en su universo perfecto. Allí, la fórmula surte efecto: el loco
sonríe con entusiasmo y plena felicidad.
Todos somos un poco locos, habra que porat un autendo similar
ResponderEliminarUn abrazo
Los esotéricos siempre fueron felices. Por eso ahora buscamos y rebuscamos en sus baúles y lo publicamos todo, bastardeándolo.
ResponderEliminarPreciso, profundo e interesante, como siempre.
Abrazos.
bueno, lo importante es el resultado...si es feliz...mejor!
ResponderEliminarSerá que simplemente hay que dedicarse a vivir...
ResponderEliminarMuy buen relato, Martín.
¡Saludos!
¡Puta madre! ¡Que se saque la vincha ya mismo!¡que se ha creído ¿que el sólo puede estar tan feliz en el mundo? y si la fórmula funciona ¿qué?
ResponderEliminarExcelente relato, buena idea, ¿es tuya ? te felicito y admiro
Un abrazo
Muy bueno! En mi barrio existe ese loco feliz! Saludos.
ResponderEliminarLapizlazuli, bienvenida al Living! La vincha es lo que te convierte en loco. Mejor no usarla. Gracias por comentar. Saludos!
ResponderEliminarSusana, muchas gracias por tu comentario. Siempre me intrigaron los locos y su felicidad tan envidiable. Un beso
Con tinta violeta, claro que sí. La felicidad ante todo. Gracias por comentar. Saludos!
ResponderEliminarSergio, ese es de alguna manera el mensaje que este micro pretende transmitir. Me alegra que te gustó y que llegó la moraleja. Un abrazo y muchas gracias!
Nora, este micro está inspirado en una persona real. Nunca lo he visto sin su vincha, y su rostro denota felicidad verdadera. Algún día, nos aprovecharemos de su descuido, y quitaremos la vincha sin que se de cuenta. Me aterra pensar, sin embargo, que podemos encontrar allí la verdadera formula de la felicidad, y que sea tan difícil de cumplir que estemos condenados a la eterna infelicidad. Mejor, dejemoslo así! No te parece? Gracias por tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarRicardo, bienvenido. Debemos vivir en el mismo barrio. Porque este sujeto camina por mis calles. Gracias por comentar. Saludos
Y todos se preguntan de qué se ríe el maldito loco...
ResponderEliminarSaludos
J.
José, ahora lo sabemos, pero él no. Un abrazo y gracias!
ResponderEliminarLa felicidad está allí pero imbuidos en la vorágine de nuestra sociedad no la vemos, el loco tiene la suerte de verla y disfrutar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Moli, creo que los locos tienen suerte, porque se preocupan menos por la felicidad. Un abrazo!
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