Justo el día en que aquel hombre había decidido madrugar, amaneció más temprano. Ni siquiera Dios, que maneja los horarios de los astros, le había prestado ayuda. A pesar del mal tiempo, su cara se mantuvo tan triste como de costumbre. En el desayuno, a pesar de usar todas sus mañas, le fue imposible abrir el frasco de la mermelada, y tuvo que saciar el hambre solamente con un poco de pan duro, que logró cortar con el cuchillo que había tomado prestado de la casa del herrero. Aunque hubiera preferido recorrer la granja solo, apareció una mujer malvada que quiso acompañarlo. En el establo, notó que el ganado se encontraba más flaco, a pesar de observarlo con atención. Revisó los dientes de un caballo que le habían regalado y escuchó los quejidos de un cerdo que reclamaba por su San Martín. Por mirar a cien pájaros que pasaron volando, se le escapó un gorrión que tenía entre manos. En su camino de regreso, se interpuso un perro bravo que le dio un tarascón entre ladridos. Descargó su ira dándole una patada asesina, pero el animal siguió gruñendo con rabia por un buen rato. La mujer le reprochó su actitud con palabras necias, que él pudo escuchar con claridad. Sin embargo, lo más extraño fue que a pesar de que había sido un día muy malo, acabó siendo perfecto.
Realmente fue un día como otros muchos si se mira desde la objetividad que tiene la pura y dura realidad. Suele suceder que ya nos encargamos nosotros de tintar los días con nuestra particular manera de juzgarlos.
ResponderEliminarUn saludo Martín.
Bellamente narrado Martín. Sólo con eso, ya eres capaz de atrapar al lector.
ResponderEliminarSi es que la vida, a veces, acontece a prueba de refranes. De no ser así, sería tan previsible que moriríamos de aburrimiento. Muy buen relato, por lo narrativo y por lo ingenioso. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buena recopilación de refranes ligeramente adulterados.
ResponderEliminarUn truco para abrir los tarros es golpear un lado de la tapa contra una superficie. Sin él, yo no abriría ninguno...jeje.
Besos
Luis, es verdad lo que dices. No es lo que quise contar, pero me alegra que encuentres un mensaje en este relato. Muchas gracias. Saludos
ResponderEliminarDaniel, muchas gracias por tu comentario tan generoso. Un abrazo internacional.
Pedro Alonso, este relato es una especie de crítica a los refranes, de los que descreo un poco, justamente por lo que vos decís. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo y muchas gracias!
ResponderEliminarLucía, el ejercicio de este texto fue justamente jugar con los refranes. Me pareció divertido buscarles el lado opuesto. Conocía el truco de la mermelada, pero no se lo revelé al protagonista, para que la historia pudiera cerrarse. Muchas gracias! Un beso
a veces lo raro es que sea tan normal...que raro, no?
ResponderEliminarun beso
Está la gente que le encuentra un refrán a todo en la vida y los que se dedican a vivirla, sin muchas vueltas. Muy bueno Martín!
ResponderEliminarEstá genial !!
ResponderEliminarEste buen señor, a fuer de renegadas múltiples, se dio cuenta que del dicho al hecho hay mucho trecho.
beso enorme, Martín
SIL
y eso que a quien madruga dios le ayuda, aunque nunca he sabido bien, como le ayuda!!
ResponderEliminarsi q fue fue un dia perfecto ( para explotar y arder..)
Las complicaciones tienen esa virtud de ser perfectas. Saludos
ResponderEliminarSonia, ese es justamente el chiste del título. No hay nada más raro que la habitualidad. Gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminarNetomancia, yo me sumo al segundo grupo. Por eso volqué toda mi ironía en este relato. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Sil, no podrías haber traído mejor refrán a colación. Muchas gracias! Un beso
ResponderEliminarV de tierra, los que somos dormilones nunca sabremos de qué tipo de ayuda se trata! jaja Gracias! Un beso
Sandro, muy bueno tu comentario! Me hiciste reír. Muchas gracias. Un abrazo
ResponderEliminarLas vueltas de tuercas ;)
ResponderEliminarMuy bueno, como de costumbre!
=) HUMO
Ese contrasentido de que al que madruga dios lo ayuda y no por madrugar se amanece más temprano me causó siempre gracia lo mismo que tu relato, está muy bueno. Hay días en los que es mejor no levantarse ¿no es cierto?
ResponderEliminarjajajaj....el refutador de aforismos. Me encantó, desborda inteligencia
ResponderEliminarUn abrazo
Humo, esta historia es una vuelta en sí misma. Me alegra que te haya gustado como quedó. Muchas gracias! Un beso
ResponderEliminarNora, Bienvenida al Living! Estoy de acuerdo con lo que decís. Justamente un día como esos es el que inspiró este relato. Qué bueno que te hizo gracia. Un beso
Carolina, bienvenida al Living! Me encanta refutar historias y aforismos. Me gustó mucho el título del "refutador de aforismos". Me lo quedo. Muchas gracias por tu comentario. Saludos!
ResponderEliminarEngarzados como perlas, con mano de orfebre.
ResponderEliminar:)
Otro beso.
SIL
Sil, con el envión llegaste hasta este micro para comentar dos veces! jaja Gracias de todos modos. Saludos
ResponderEliminarjajaja
ResponderEliminarEs que venía muy embalada =)