Tras largos meses de expectativa, noté el centelleo de una botella entre la espuma. Un papel amarillento, perfectamente enroscado en su interior, me traía sus noticias. Decía que le gustaban mis cartas, que deseaba conocerme y que también estaba enamorándose de mí.
Sentí el impulso de echarme a nadar, abandonar aquella isla aburrida definitivamente. Sería capaz de cruzar el océano para ir a buscarla, sin importar la distancia a la que estuviera la otra orilla. Sin embargo, una línea inesperada al final del mensaje complicó todos mis planes. Allí, en odiosas letras claras y bien definidas, distinguí mi propia firma.
Sentí el impulso de echarme a nadar, abandonar aquella isla aburrida definitivamente. Sería capaz de cruzar el océano para ir a buscarla, sin importar la distancia a la que estuviera la otra orilla. Sin embargo, una línea inesperada al final del mensaje complicó todos mis planes. Allí, en odiosas letras claras y bien definidas, distinguí mi propia firma.
Cuentazo.
ResponderEliminarPrecioso pese al triste final. Muchas veces lanzamos botellas al mar y sólo las recogemos nosotros mismos... Saludos desde el horizonte.
ResponderEliminarAmigoooooooooo...
ResponderEliminarMe encanta... me gusta tu imaginación, tu creación... me gusta como le das vueltas a las cosas... sos un geniocillo.
Un fuerte abrazo y magia para vos
Cuidate si.
Besos.
:)
Onanismo de mensajes. Pobre.
ResponderEliminarMuy bueno. Quizá limar un poquito el final.
Un abrazo
Cuántas veces lo que creemos que es una sirena en el desierto, no es más que un espejismo.
ResponderEliminarEl círculo vicioso.
ResponderEliminarUn beso.
EN primer lugar decirte, Martín, que POR FIN entendí la "Pasión alienígena". Ahora que lo pillo: cuentazo. Te sales tanto, lo haces tan fácil, que me cuesta pillarlos.
ResponderEliminarÉste me gustó, el final demoledor, pero le encuentro una pega. ¿Cómo puede leer en la carta que se enamoran de él? ¿Cómo puede decir que le gustan sus cartas? ¿Él también las recibe? ¿Él escribió que se estaba enamorando de alguien en alguna de las botellas con mensaje que lanzó? No sé, quizás me pase como con la pasión turca, pero me falla esa incoherencia. Ya me lo resolverás.
Un saludo.
Víctor... deja un poco el trabajo... no ves a la mujer que hay del otro lado del mar con quien se cartea vía botella? bueno... había...
ResponderEliminarBesos chicos,
Cuánta ilusión ponemos en una letras que muchas veces nadie lee....
ResponderEliminarMuy buen cuento...!!!
DESESPERA...nte.
ResponderEliminarSi informatizáramos el cuento, se crearía una analogía con aquellas cartas que en rapto impulsivo e ilusorio escribimos, sin llegar nunca a presionar ¨ENVIAR¨.
Pero ésas, ni vuelven...
El final es demoledor, Martín.
Un beso grande
SIL
Cruel... Pero perfecto!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, pero encuentro algún problema de verosimilitud. ¿No reconoce su letra hasta el final? ¿No se acuerda de que ha escrito ese mensaje?
ResponderEliminarDifiero con respeto en cuanto al comentario de la verosimilitud .Está fallando en leer que ha transcurrido una inmensidad de tiempo,que el náufrago se encuentra más desgastado,que su escritura pudo haber variado,o su capacidad mental para reconocerla,que ya haya llegado a situarse en el quinto piso de la locura.
ResponderEliminarUn relato que claramente puede simbolizar nuestros momentos de naufragio interior,y el deseo de regresar a la mujer,ya sea la querida o la idealizada.
Me sorprendiste muchísimo con ese final, te felicito por lo original de este cuetno, Martín. Muy muy muy bueno!!!
ResponderEliminarCariños!
Genial! No seria Wilson el que la devolvio?
ResponderEliminarbesos!
Pues tiene que ser un poco frustrante que por una puñetera vez que vas a tener noticias de fuera, te encuentres con que son tuyas.
ResponderEliminarSaludos
Boluda memoria, que se acuerda de las cosas tarde. Muy bueno.
ResponderEliminarBlogsaludos
Esteban, gracias amigo por tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarIndigo, bienvenida al Living! Justamente esas historias son las que quise recordar en este micro. Me alegra que te haya gustado. Saludos
Natalia, querida amiga, siempre tan elogiosa y tan loquilla. Muchas gracias. Un beso grande
Torcuato, todo es perfectible. Gracias por tu sugerencia. Saludos
ResponderEliminarGi, que buena forma de relacionar este relato con los anteriores. Esa botella bien podría ser un espejismo también. Gracias por tu comentario. Un beso
Zoepé, la relación con lo vicioso es por la botella? jaja Tenés razón. Un beso
Victor, creo que Claudia se ha ocupado de responderte por mí. No creo que haya incoherencias. Simplemente creo que la soledad y las largas esperas pueden hacer que alguien vea algo inexistente, o que simplemente no vea lo que realmente es. No hay trucos, creo que en la imaginación de un naufrago todo puede ser posible.
ResponderEliminarMe alegro que te gustara Pasión alienígena ahora! Muchas gracias!
Claudia, gracias por tu participación siempre tan gentil. Me hiciste reír. Un beso
Reina, exactamente. En algún momento lo leyó, vaya a saber que pasó con ella, o si hubo una botella del otro lado de la costa a la que le pasó lo mismo que esta. En época de Tsunamis, todo es posible. Muchas gracias. Un beso
Sil, me gustó la analogía con la comunicación actual. De hecho, había pensado titular a este relato "Antes del SMS", porque imaginé una situación de esas características. Gracias por tu comentario, siempre tan creativo. Un beso
ResponderEliminarQuimera, muchas gracias! Me alegra que te haya gustado. Un beso
Manuespada, me alegra que te haya gustado. Respecto a tus preguntas, no creo que exista verosimilitud. En eso consiste la ficción, querido amigo. Sería como preguntarse si acaso el Quijote no se dió cuenta que no eran gigantes, sino molinos de viento!!
Supongo que la soledad y la espera desesperada pueden afectar esas visiones. Un abrazo
Jesús C., ese es el refrán que tomé como título y que da causa a este relato. Desconozco como no se dió cuenta antes. Será que estaba ciego? que hacía tanto que no escribía nada que ya había olvidado su letra? que el agua había modificado su caligrafía? Tantas opciones para tan pocos renglones, que prefiero dejarlo librado a la imaginación del lector. Un abrazo
ResponderEliminarCarlos, has sabido explicarlo mucho mejor que yo. Ahí está la clave. Muchas gracias por tu aporte! Un abrazo
Sol, muchísimas gracias por tu comentario. Me alegra haberte sorprendido y que te haya gustado. Un beso
Liz, en este blog no hay publicidad! jaja Un beso
ResponderEliminarMiguel, bienvenido al Living! A veces la vida nos presenta ese tipo de engaños. Es una pena! Gracias por tu visita y por comentar. Saludos
Adivín, me hiciste reír. Muchas gracias! Un abrazo
Me gustan muchos las hitorias de botella al mar. Quizá porque no pierdo la esperanza de encontrar la mía -la botella o la historia.
ResponderEliminarBuen final, muy triste, pero peor es que la botella estuviera vacía.
Ja, ¡que chasco! Buen relato. Saludos
ResponderEliminar... lástima que reconoció su firma!!
ResponderEliminar...podría haber seguido muchos años más esperando otra botella, viviendo de sueños.
Será que soy soñadora y me resisto a ese final??
(ya bajé a la tierra: ME ENCANTÓ, Martín!!)
Beso gigante !!
Oh! pero qué triste final!!
ResponderEliminarTantas horas de sol, sed, silencio y soledad edifica esperanzas enormes fácilmente derrumbables con un simple golpe de vista hacia la lucidez...
Y mira que resultaría sencillo enamorarse de alguien capaz de atravesar el océano a nado por amor. Me dan ganas de escribirle y lanzarle al Cantábrico mi mensaje escrito en una botella.
La próxima vez que vaya a la playa estaré atenta a lo que pueda traer el mar a mi orilla. :)
Besos.
Rufino, tengo una obsesión con las historias de mar, y hacía rato que deseaba escribir sobre una botella. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
ResponderEliminarNoelia, la verdad es que fue un triste chasco. Gracias por tu comentario y tu visita. Es un placer tenerte por aquí. Un beso
Anadry, me gustó mucho esa propuesta de final alternativo. Hubiera estado bueno que siguiera en su fantasía por toda la eternidad. Me alegra que te gustó. Muchas gracias. Un beso
ResponderEliminarMara-mara, el mar también te puede traer muchos bagres. Tené cuidado. Muy bueno tu comentario! Un beso
¡Excelente!
ResponderEliminarSorpresivo final.
Gracias Felipe! Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
ResponderEliminares una maravilla.
ResponderEliminarPara mí es de 10.
Enhorabuena.
El final te da escalofríos. Muy muy bien narrado.
Daniel, hace tiempo que no tenía un 10 de tu parte. Que emoción! Me alegra muchísimo que te haya gustado. Muchas gracias por tus elogios y la puntuación. Un abrazo
ResponderEliminarReconozco que al principio me costó un poco, por esos "problemas" de verisimilitud, pero tras varias lecturas más los comentarios, me acerco a la puntuación de Daniel.
ResponderEliminarCada vez me gusta más.
Un saludo indio
Que haya encontrado una pequeña esperanza, y que la haya perdido es desesperante... a veces somos asi si somos naufragos entre tantas islas y palabras que nos topamos con nuestros propios mensajes sin darnos cuenta hasta que ya es muy tarde... muy bueno, me identifico con el texto de manera metáforica...
ResponderEliminarIndio, espero que vuelvas a leerlo mañana entonces, y pasado, y así, hasta que te guste para un 10. Gracias por tu generoso comentario. Un abrazo
ResponderEliminarEdu, hay muchas metáforas en este cuento. Me alegra que las hayas percibido y te hayas podido identificar. Que bueno que te haya gustado. Saludos
HA!
ResponderEliminarGracioso xD
Saludos (:
Esa última línea nefasta, que quizá con el paso de los días borre de su mente y entonces se decida, de una buena vez, echarse a nadar en busca de ese amor que lo espera... en algún lado, lo espera.
ResponderEliminarSensacional Martín!