Lo lanzaba al aire libre, y él volvía, siempre volvía. Pero como ella era incapaz de aferrarlo antes de que cayera, terminaba estrellado contra el suelo, lleno de dolor y resignación. Por eso un día se cansó y no pegó la vuelta. Y se fue lejos, tan lejos, que ella pasó tres años buscándolo, sin ninguna señal positiva.
Lo encontró de casualidad en una plaza del pueblo. Otra niña lo tenía entre sus manos tiernas, se lo veía espléndido. Descubrió así que su juguete predilecto ya no le pertenecía (y quizás eso iba a ser lo mejor para ambos). Decidió entonces alejarse definitivamente, llevando consigo una congoja insoportable; no iba a ser fácil conseguir otro igual.
Una década más tarde, se sorprendió al revivir esta historia de manera casi idéntica. Esta vez, con el hombre de su vida.
Suele ocurrir que en la vida los hay que nacen con estrella y otros nacemos estrellados. Ya de chiquititos se nos comienza a ver el futuro que nos aguarda. Bueno e ingenioso relato.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Su propia vida era presa del efecto búmerang. Muchas personas creen que existe ese "karma" de verdad. ¿Será?
ResponderEliminar¡Cariños!
Hola Martín! Kika y yo hemos vuelto! y caimos justo en este relato jajaja, me quedo pensando que hay formas y formas de volver...
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ResponderEliminarQué bueno, Martín.
ResponderEliminarEs genial, no puedo plasmar en el comentario lo que me ha encantado el micro.
La analogía no puede ser más perfecta.
Un abrazo
SIL
Muy, pero muy bueno!
ResponderEliminarBesote!
=) HUMO
Martín, me tengo que quitar el sombrero: sencillamente estupendo. Una brillante analogía que hace que esperar casi un mes hasta el próximo escrito valga la pena -y más-.
ResponderEliminarUn abrazo,
Alejo
Me parece muy bueno...y lógico...en la vida las cosas suelen ocurrir así.
ResponderEliminarBesos!
La vida tiene sus trampas y sus ciclos.
ResponderEliminarGenial.
Carlos, coincido con tu afirmación sobre estrellas y estrellados. Otros ni siquiera conocen el firmamento. Gracias por comentar. Un abrazo
ResponderEliminarLauri, qué sorpresa verte por aquí. Creo que en la vida muchas veces se da este efecto bumerang, y si se repite muchas veces se convierte en karma. Lo importante es atraparlo a tiempo, y no volverlo a arrojar. Gracias por tu comentario. Saludos!
Adriana, hablando de bumerangs que regresan, volviste con Kika y todo. Una alegría tenerte por aquí. Acomodate por allí, que todavía queda lugar. Gracias por dejar tu marca. Un beso y bienvenida!
ResponderEliminarSil, gracias por tu comentario tan generoso. Creo que la analogía va perfecta. Me alegra que te haya gustado. Un beso
Humo, gracias, pero muchas gracias! Qué bueno que te gustó. Un beso
ResponderEliminarAlejo, hace rato que me propuse no demorar un mes entre cada entrada, pero ando con muchas cosas que me hacen desatender el living. Hay muchos micros dando vuelta en la cabeza, que estarán pronto por aquí. Gracias por esperar y por tu comentario tan generoso. Un abrazo!
Con tinta violeta, por algo nunca me gustaron mucho los bumerangs. Gracias por comentar. Saludos!
ResponderEliminarDeigar, así es. Y los bumerangs también. Gracias por comentar. Un abrazo!