Cansado de las burlas de sus hermanitos, el patito feo decidió abandonar la parvada y lanzarse en búsqueda de un nuevo hogar. Tras varias horas de caminata, llegó hasta una casita perdida en medio del bosque. Golpeó la puerta con su pico tembloroso y una niña sonriente respondió al llamado, quién al verlo tan desprotegido, lo tomó fuerte entre sus brazos y corrió contenta a mostrárselo a su madre.
–¡Qué bueno! –pensó el patito, feliz por haber encontrado una familia.
–¡Qué lindo! –se alegró la niña, entusiasmada con la nueva mascota.
–¡Qué rico! –exclamó la mamá, mientras buscaba la receta del pato a la naranja.
Dicen por ahí que lo feo suele tener muy rico gusto. Un gran abrazo Martín.
ResponderEliminarCada cual con sus apetencias e ilusiones.
ResponderEliminarEsto es lo que sucede en muchos órdenes de la vida.
Saludos amigo.
WOW!!!! qué destino el del patito...
ResponderEliminarque ocurrente ud.
Buen finde!
Mi lectura terminó a plena carcajada. Se lo acabo de leer a mi pareja. ¡Tanto me gustó!
ResponderEliminarGracias y felicitaciones.
Jaja, lo nefasto siempre nos arruina la alegría! Sensacional.
ResponderEliminarjajaja muy bueno :)
ResponderEliminarTodo bicho que camina va a parar al asador ¿verdad?
ResponderEliminarAl patito le tiraste un salvavidas de plomo en este micro.
ResponderEliminarBeso grande
SIL
Si es que el patito feo siempre tiene que acabar mal. Su destino es la fatalidad.
ResponderEliminarSaludos, y un abrazo.
Buena manera de exponer la relatividad de todo asunto, y con humor, además.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajaja..habra que contar la nueva historia del patito feo!! ahora sera "el patito rico".
ResponderEliminarCualquiera diría que en el supuesto de 2 contra 1, el pato sería mascota; pero dado que que se trata de la madre, ya sabe, donde manda capitán...
ResponderEliminarUn abrazo Martín.
Ignacio, es cierto. El sabor no entra por los ojos. Gracias por tu comentario. Un abrazo!
ResponderEliminarLuis, es cierto, sobre todo en la vida de los patitos. Saludos
Romina, qué graciosa usted. Saludos!
ResponderEliminarVerónica, me alegra muchísimo que lo hayas disfrutado, y sobre todo que lo hayas compartido. Muchas gracias! Un beso
Neto, te aseguro que la alegría de la madre fue inversamente proporcional a la del patito! Un abrazo
ResponderEliminarCampanula, muchas gracias! Me alegra que te gustó. Un beso
Nora, bienvenida al Living! Ya lo decía el Martín Fierro, y ese sí que sabía! Un abrazo
ResponderEliminarSil, el patito nunca necesitó salvavidas (porque nada muy bien), pero bueno, parece que con este lo terminé de hundir. Un beso
Carlos, así parece. Aunque nunca conocí a nadie que se coma un cisne a la naranja. Si este hubiera sido como el del cuento, quizás se salvaba. Gracias por tu comentario. Saludos
ResponderEliminarNoeliaA, me alegra que hayas descifrado el mensaje. Gracias por comentar! Un abrazo
V de Tierra, buen título para esta reversión! Muchas gracias! Saludos
ResponderEliminarAlejo, esa es otra de las desigualdades de la vida. Pobre pato! Gracias por comentar. Un abrazo