Una triste paloma observa desde una rama el lugar donde, hace un tiempo, se encontraba el nido que protegía sus huevos. Ella fue testigo del momento exacto en que un hombre desalmado arrancaba brutalmente, de la chimenea de su casa, la humilde morada que, con tanto amor, ella había construido para sus pichones. Desde entonces, sólo espera el momento justo para concretar una venganza, observando cada uno de los movimientos de aquel hombre que disfruta de su vida con notoria felicidad. Por fin, después de varios meses, ha llegado el día en que podrá hacerle pagar con la misma moneda. Apenas se acerque hasta la vivienda, se abalanzará con todas sus fuerzas contra la cigüeña que vendrá cargando un bebé hermoso desde París.
Este microrrelato está inspirado en esta obra de la ilustradora española Clara Varela, que me invitó a participar de su proyecto "Escríbeme una ilustración". Para conocer más acerca de sus trabajos, les recomiendo visitar su blog.
Dicen que existe justicia divina, aunque por si las dudas, uno intenta hacer justicia por su propia mano.
ResponderEliminarPobre cigueña, ni se imagina lo que le espera...voy a comenzar a tenerle miedo a las palomas...nada mejor como tratarlas bien :)
Una venganza dura pero casi merecida.
ResponderEliminarUn abrazo
Cruel pero efectivo!! Un abrazo!
ResponderEliminarVoy a cambiar mi opinión sobre tan dulces animalitos...¡Pobre cigüeña, que no ha hecho nada! Pero claro cada cual trama la venganza como sabe...o puede.
ResponderEliminarSaludos!!!
V de Tierra, esas palomas se reproducen fácilmente. Si no las tratamos bien, luego serán un ejército invasor imposible de parar. Pero no hay que tener miedo. En todo caso, el problema será de las cigüeñas. Gracias por comentar. Saludos!
ResponderEliminarLuis, si bien rechazo toda forma de venganza, reconozco que algunas palomas que sobrevuelan nuestros autos también merecerían algún tipo de castigo. Un abrazo
Netomancia, no sé si será tan efectivo. En todo caso, la paloma debió atacar la plantación de repollos! Un abrazo
ResponderEliminarCon tinta violeta, la cigueña es inocente y hace años que le quitaron el privilegio de traer a los niños desde París. La venganza será inútil, pero dejará contenta a la paloma. Gracias por comentar! Un beso
La ley del Talión tiene tanto de cruel como de justo.
ResponderEliminarMuy bueno, Martín.
Un beso
SIL
Sil, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un beso
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