viernes, 22 de julio de 2011

En la cancha se ven los pingos

El partido definitorio se jugaría en nuestra ciudad, y especulábamos que eso nos daría una importante ventaja deportiva, ya que el equipo contrario venía de muy lejos.
Nos equivocamos al pensar que, por su aspecto, los rivales serían unos burros en el juego. Las dos piernas extras que poseía cada jugador de la visita, dotadas de una velocidad y habilidad muy pocas veces vista, resultaron ser un atributo demasiado ventajoso para este tipo de competencias. 
Aquella tarde triste, sin que pudiéramos hacer nada para evitar la derrota, el equipo de “Centauro’s Football Club” nos mandó al descenso.

Este texto es una versión corregida (y, en mi opinión, mejorada) del microrrelato que fue publicado anteriormente como inédito en el blog Químicamente impuro. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

10 comentarios:

  1. Realmente esta es una ventaja importante a la hora de "patear" la bola.
    Sansacional, amigo
    Abrazo

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  2. Resultó verdad y no ¨un mito¨ que eran futbolistas de ¨pura sangre¨ los del ¨Centauro F.Club¨

    Genial y extendida el aplauso para el diálogo desopilante de Químicamente impuro.

    Beso grande

    SIL

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  3. Eso tienen los equipos mitológicos: magia. Muy buen micro Martín!!

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  4. Muy ingenioso micro-relato. Desde luego tenían ventaja de inicio los centauros.
    Saludos, y un abrazo.

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  5. Luis, depende de cuanta habilidad tengan esas cuatro piernas. Sino puede ser un problema doble. Un abrazo

    Sil, es verdad. Hubiera preferido que solo quedara en un mito. Gracias por tu comentario. Saludos!

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  6. Neto, magia tenían que hacer para no enroscarse las piernas. Un abrazo!

    Carlos, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Saludos

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  7. Jugaban con ventaja, creo...
    Muy bien el título. Me encanta
    Besos!!!

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  8. Querido Primo, cuanta verdad !!!!
    Lo que no me queda claro es si el otro equipo jugaba con 4 piernas o los nuestros tenian una menos que las 2 habituales.
    Un abrazo enorme

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  9. Con tinta violeta, vaya si era ventaja. Y ni hablar del arquero, que tenía 4 manos! Un beso

    Mariano, querido primo, que alegría verte por acá. Creo que hubo un poco de las dos cosas. Las cuatro piernas rivales eran muy habilidosas, y las de los nuestros estaban dormidas. Un abrazo grande

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