El primer día les regalé una pelota, pero pronto me dí cuenta que preferían otros juegos. Después, probé con muñecas, un rompecabezas, un yo-yo. Pero no hubo caso, nada de eso los divertía. Desde que llegaron a mi casa, pasan el día entero en el patio, mirando al cielo. El mayor del grupo asegura que la nave volverá por ellos en cualquier momento.
Ya me parecía a mí que a estos niños no les gustaban las coas "normales" de niños. Están muy por encima de eso, les gusta jugar con las estrellas. Un abrazo, Martín.
ResponderEliminarHola Martín, no alcanzó a pillar bien el texto. Qué otros juegos?
ResponderEliminarE.T. ¿?
ResponderEliminarYa volverán por ellos.
Un beso enorme.
SIL
Ojalá así sea si los hará feliz.
ResponderEliminarUn abrazo Martín
ohhh! creo que los "llaman a casa"
ResponderEliminarbesos!
Me encantó. Mucho.
ResponderEliminarUna situación como esta se hace dura y tremenda porque a uno solo le queda la espera hasta ese momento en que los niños se despedirán moviendo tímidamente su manita mientras suben a la nave.
ResponderEliminarGenial amigo Martín
Saludos
Quizás vieron lo que hay aquí y decidieron que otro mundo mas justo y humano es mejor...¡Viva la esperanza!
ResponderEliminarAbrazos Martín. Me encantó.
¿Un mundo feliz? No creo que lo hayan encontrado aqui.
ResponderEliminarSaludos, Martìn.
Me gusta el giro de tuerca y el final sorpresa, aunque creo que tiene un poquitín de brusco. Me gusta a fin de cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo tambien me pregunto que tipo de juegos o juguetes les gustara a estos niños...me ha gustado el relato
ResponderEliminarJaja... Un final que ni me pasó por la mente. El desfase es tremendo.
ResponderEliminarSaludos,
Alejo Z.
No existe planeta más grande (y lejano) que la Imaginación de los niños.
ResponderEliminarY tal.
Maite, quizás su visita a la Tierra ya sea en sí misma un juego. ¿No te parece? Un abrazo
ResponderEliminarJuan, el texto pretende contar la historia de unos sujetos a los que el relator trataba como niños, regalándoles todo tipo de juguetes, pero en realidad no lo eran. Quizás nunca sabremos qué tipo de juegos son los que ellos prefieren. Espero que con esta aclaración lo entiendas de otra manera. Un abrazo
Sil, quizás sean sus hijos. Es una posibilidad! Un beso
ResponderEliminarPatricia, seguramente lo estarán cuando vean regresar a la nave. Un abrazo
Liz, o quizás ellos son los que están llamando. Un beso
ResponderEliminarMaru, bienvenida al Living! Me alegra que te haya gustado tanto. Gracias por tu comentario. Un beso
Luis, es cierto. Debe ser duro estar en los zapatos del narrador. Gracias por tu comentario. Un abrazo grande
ResponderEliminarCon tinta violeta, gracias por dejarnos un comentario tan esperanzador. Ojalá sea así. Un beso
Javier, no lo sé. Quizás nunca se vayan, y solamente están esperando que vengan más de ellos. Gracias por tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarBaizabal, el giro es brusco adrede. Pretendí darle impacto en el final. Me alegra que el resultado final te haya gustado. Un abrazo y gracias!
V de Tierra, me quedo pensando si el juguete no terminaremos siendo los humanos. Me alegra que te haya gustado. Un beso
ResponderEliminarAlejo, bienvenido al Living! Qué bueno que el final te haya sorprendido. Esa era la intención! Gracias por tu comentario. Un abrazo
Citopensis, coincido con lo que decís. Y me gusta tu interpretación del relato en cuanto deja abierta la posibilidad de que esto sólo sea producto de su imaginación. Quién sabe... Un abrazo