Un día, mi cuerpo se cansó de mí y me abandonó de golpe. Se levantó, se baño, se lavó los dientes y salió a la calle sin decir una palabra, con el ánimo visiblemente alterado. Yo lo observaba atónito desde la cama, ya que no podía levantarme sin mis piernas. Algunas horas más tarde, escuché unos ruidos extraños en la puerta, como si alguien estuviera forzando la cerradura. De pronto, la puerta se abrió y vi entrar al encargado del edificio con un policía que tomaba notas en una libretita.
–Aquí es donde vivía el pobre hombre –le dijo–. No tenía familia, ni tengo a quién avisar.
–¿Quién les dio permiso para entrar a mi casa? –les pregunté enojado.
Pero no obtuve respuesta. Claro, como no puedo moverme, ellos se burlaron de mí, hicieron de cuenta que no escuchaban mis reclamos, y me dejaron aquí abandonado por varios días.
Hoy recibí la visita de dos hombres corpulentos vestidos con uniforme de una empresa mudadora. Sin pedirme autorización, comenzaron a cargar mis muebles. Ya llevaron la mesa de la sala, la heladera y el sofá. El más corpulento de ellos me apunta con el dedo. “Desarma la cama y cargala en el camión”, ordena, y el otro se acerca con un destornillador.
la idea del fantasma que no sabe que es un fantasma. Muy bien trabajada y hasta genera cierta cosa que asusta. Nadie querría estar en su lugar.
ResponderEliminarLa idea del hombre con un destornillador al final cierra perfecto.Saludos
Muy bueno, Martín.
ResponderEliminarMe dejo con la incertidumbre: ¿Qué pasara en cuanto se lleven la cama?
Saludos.
Che, fantástico! Maravilloso cuento Martín, un relato de la gran siete!!!! Un abrazo!!!
ResponderEliminarPues a mí Martín se me hizo "un poco largo" y me explicaré. Digamos que la sorpresa, el meollo del micro, se desvela pronto con la entrada del encargado diciendo a los policías que el pobre hombre vivía allí.
ResponderEliminarCreo sinceramente que se podía haber acortado. Y que conste que la idea es muy buena.
Una opinión personal Martín. Seguro que la aceptas ¿no?
Un saludo indio
Yo no sé si es corto o largo, sólo quiero saber ¿qué va a pasar cuando desarmen la cama?
ResponderEliminar¿Nos lo vas a contar, cuándo, para cuando la telenovela de capítulos cortitos cortitos y el salto al cine?
Yo... sólo quiero saber más.
Sí, para mí también es un pelín extenso, aunque el final no se hace largo, porque tiene como dos clímax.
ResponderEliminarCreí que se trataba de la cama (el narrador), pero en una segunda lectura vi que no. Quizás con unos toques podrías dejar el texto bien ambiguo. O quizás podrías pasar de mí, y dejarlo como está, que también es buena opción.
Un abrazo internacional, Martín.
En adelante, no le va a quedar más remedio que trasladar su etéreo cuerpo a otra parte...
ResponderEliminarMuy ingenioso, Martín.
Abrazos
Una buena idea Martín!
ResponderEliminarEs sorprendente. Ya ves, creo que eso le pasa al espíritu por ser tan libre como para volar fuera del cuerpo, ja,ja. ¿O es una suerte? ¡Quien sabe!
Abrazos!!!
Estoy con los que dicen que se hace extenso. La sorpresa del medio es mucho más fuerte que la del final y por eso la sensación es la de un micro largo. Yo hubiese preferido hasta donde llegó el policia.
ResponderEliminarSaludos Martín
Buen cuento aunque algo predecible el final.
ResponderEliminarAunque te diré,yo diariamente me levanto y sigo siendo solamente un cuerpo hasta mi tercera taza de café.
Igualmente existen empleos cuyo único requisito para contratar es precisamente que tengan un cuerpo.
Pues yo no caí hasta el final...
ResponderEliminarSandro, creo que debe ser muy triste ser un espíritu que ve alejarse su cuerpo. Me alegra que te haya gustado. Es un honor tenerte por acá, muchas gracias! Un abrazo
ResponderEliminarJavier, a mi me quedó la misma duda. Quién sabe quizás está paseando arriba del camión. Un abrazo!
Neto, que bueno que te haya gustado. Volví a meterme con el género que tanto te gusta... jaja Saludos
ResponderEliminarNo comments, claro que acepto tu opinión querido amigo. Pensé yo también en acortarlo un poco, pero luego preferí dejarlo asi, porque creo que se logra mejor el clima que pretendía crear. Gracias por la sinceridad. Un abrazo
Luisa, bienvenida al Living! Prefiero que la continuación de esta historia se escriba en la cabeza del lector. Así, el final será mucho más divertido. Gracias por tu visita y tu comentario. Un beso
ResponderEliminarVíctor, ya expliqué más arriba mi opinión sobre la longitud. De todos modos, me alegra que se noten esos dos climax que marcás. Esa fue la intención.Un abrazo internacional!
Gemma, que honor tenerte por aquí. Sí, quizás pueda aprovechar el camión para mudarse! Un beso
ResponderEliminarTinta violeta, quién sabe? Al menos su libertad le permitió sobrevivir. Gracias por tu comentario. Un beso
Juan, tomo tu consejo también. Yo creo que la segunda parte da un giro más divertido. Esa fue la idea. Un abrazo
ResponderEliminarCarlos, te entiendo querido amigo. Mi cuento también tiene algo de autorreferencial. Un abrazo!
Negrevernis, qué bueno! Te sentiste igual que el protagonista de esta historia! Gracias por tu comentario. Saludos!
ResponderEliminarMe hizo acordar a Ghost y el estupor del protagonista de los primeros momentos post-mortem.
ResponderEliminarMuy bueno, Martín.
Después de muerto
uno pierde lechos y derechos...
Beso inmenso
SIL
Es realmente bueno. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo, Martín.
Sil, vaya recuerdo. Me gustó eso de "después de muerto uno pierde lechos y derechos"! jaja me alegra que te haya gustado. Gracias! Un beso
ResponderEliminarTorcuato, gracias por las felicitaciones. Qué bueno que te gustó! Un abrazo
A mi me gusta en extensión y todo, como dice Sandro, lo del destornillador le da el toque necesario para hacerlo aún más atractivo.
ResponderEliminarUn abrazo
La idea es estupenda. Creo que un poco más de tijera y escalpelo, quedaría fabuloso.
ResponderEliminarBaizabal, a mi también me gustó la imagen del destornillador. Por eso quedó. Gracias por tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarEsteban, podría recortarlo un poco, pero la longitud está hecha adrede. Busqué meter al lector en una escena que se torna demasiado larga, como la espera del protagonista de este cuento. Gracias por el elogio. Un abrazo
Qué bueno, Martín, quedo como esperando que intervenga el personaje de nuevo, pero, ¿para qué?, ya estaba todo muy claro.
ResponderEliminarEl cuerpo fue un inconsciente. Irse solo a la calle es un suicidio...
ResponderEliminar¿Y é, se habrá ido con la cama o se habrá caído al suelo y quedado en el departamento?
Buen relato
Besos