Aquel monstruo era un tipo romántico. No le gustaba asustar a las mujeres, pero tampoco podía evitarlo. Era tan feo que no lograba acercarse a una dama, sin que ella huyera por el espanto. Pero encontró el amor en una mujer ciega. Ella no sabe de su fealdad porque jamás lo ha visto. Pasa las noches besando sus dos bocas, mientras lo estruja contra su redonda anatomía, con la fuerza insoportable de sus seis bracitos.
Este microrrelato fue elegido finalista del VIII Certamen Internacional de Microcuento Fantástica miNatura 2010.
Este microrrelato fue elegido finalista del VIII Certamen Internacional de Microcuento Fantástica miNatura 2010.
Ojos que no ven...
ResponderEliminarDos bocas ?
No suena tan mal ;)
Me recuerda en algún punto a un micro tuyo que hacía referencia al hombre invisible (no me acuerdo el título del post...):(
en el que acordábamos que todos hallamos tarde temprano nuestra media naranja, por más complicado que resulte la búsqueda.
Beso enorme, Martín.
SIL
Los ciegos ven con más claridad... ella sabe bien quién es él... y lo ama por eso...!!!
ResponderEliminarNunca falta un roto par un descosido. Me agrada mucho el final, de hecho toda la narración me parece muy buena, creo que ahí está el encanto; y en las imágenes. Muy bueno,
ResponderEliminarUn abrazo
¿Insunuás, hacés ver o dejás picando que las que tenemos más de dos brazos somos monstruosas? No te permito che. Y menos que lo digas tan bien dicho
ResponderEliminarHay quien sin ver...ve más allá. Lo de que te abracen con 6 brazos (eso es un súper abrazo) y te besen con dos bocas, tiene muy buena pinta ¿eh? Un abrazo bimanual ;-)
ResponderEliminar¡Quién pudiera tener dos bocas y seis brazos para derramar amor...!
ResponderEliminarUn beso monstruoso
Cual para tal. Me gustó. Un beso Martín
ResponderEliminarMuy bueno lo de dos bocas y seis brazos...por otro lado es totalmente cierto que el amor es ciego...
ResponderEliminarAbrazos!!!
Nice.
ResponderEliminarEs increiblemente dulce. Se queda uno con esa sonrisa tonta de cuando algo le llena.
ResponderEliminarBlogsaludos
Sí Martín, siempre hay un tal para un cual. Por cierto, cuando puedas, te pasás por casa...?
ResponderEliminarhttp://sanchezclaudiabe.blogspot.com/2010/07/premio-para-compartir.html
Saludos!
Porque el amor es ciego y la locura (o los monstritos) se acompañan para siempre... los monstruos tienen derecho tambien a tener su media mitad :) Buen fin de semana!!
ResponderEliminarDigo, pienso, visualizo...,ella, además de ciega ¿¿ es in-sensible?? porque si a mí me abraza alguien con seis bracitos creo que estoy en una gran fiesta de cuatro.
ResponderEliminarAy...!! ya lo dije...esto se está degenerando!!
bueno, Martín..., con tus comentarios de mis comentarios me estás metiendo presión...y es injusto je.
Besotes gigantes!!
Todos necesitamos un ciego al lado que vea de nosotros sólo lo que vale la pena y no repare en los muchos defectos.
ResponderEliminarBonito texto
Besos
Hola, muy bueno lo que haces. Què bien que colabores con Ònice aquì en Lima. Yo soy de San Marcos tambièn y estoy descubriendo las bondades de los microrrelatos. Nunca me había detenido en ellos, pero aquí leyéndote creo que este tipo de fición abren nuevas posibilidades.
ResponderEliminarSaludos desde Lima
Eduardo
El romanticismo no le escapa a los monstruos ni a los imposibles.
ResponderEliminarAbrazo!
Hola,
ResponderEliminarhe puesto un enlace de este blog en el mío:
http://relatosparaleerdepie.blogspot.com/2010/07/premio-dardo-y-blog-de-oro.html
Un saludo.
Lo esencial es invisible para los ojos...
ResponderEliminarSil, jaja que buena memoria! Es verdad, pero aquel hombre era invisible. Este, en cambio, es mejor no verlo. Un beso
ResponderEliminarReina, ese es un poco el mensaje subliminal de este micro. Muy bueno tu comentario! Gracias! Un beso
Baizabal, este micro lo imaginé como una imagen casi estática, de dos seres extraños que se dan amor. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
Patricia, bienvenida al Living! Lamento haberte herido con mis palabras. Al contrario, que lindo sería que todos tuvieramos tantos bracitos, y que los abrazos fueran todos al estilo pulpo. Muchas gracias! Un beso
ResponderEliminarMaite, claro que sí. Como dije antes, que lindo sería! Me alegra que te haya gustado. Gracias por tu comentario. Un beso
Odile, el problema va a ser cuando quiera irse a comprar un abrigo.. Gracias por comentar! Saludos
ResponderEliminarIsabel, alegro me. Hace rato que no te veía por aquí. Que alegría! Muchas gracias! Un beso
Tinta violeta, el amor es ciego. Solo así es posible esta historia! Gracias por tu comentario. Un beso
Esteban, thanxs.
ResponderEliminarAdivín, que bueno! Eso debe significar que te gustó! Me alegro mucho. Muchas gracias. Un abrazo
Claudia, perdón por tardar en ir a visitarte. Recién hoy me hice un tiempo para pasar a visitarte. Muchas gracias por el premio! Un beso
V, imagino que esos monstruos tendrán una historia tan grande como su ceguera. Gracias por tu comentario. Saludos
ResponderEliminarAnadry, no fue mi intención meterte presión! jaja pero me alegra ver que mantenes bien alta la vara de tus comentarios! jaja Muchas gracias! Me hiciste reír. Un beso
Alís, claro que sí. A la larga, todos encontramos nuestra media naranja, aunque sea llena de brazos! Gracias por tus elogios. Un beso
Eduardo, bienvenido al Living! Y bienvenido también al mundo de los microrrelatos! Te invito a recorrer los distintos rincones del Living. Encontrarás muchos textos que espero que disfrutes. Gracias por tu visita y por tu comentario tan generoso. Nos estamos viendo. Un abrazo
ResponderEliminarNetomancia, claro que no! Hasta el más feo de los monstruos sabe amar. Gracias por comentar! Un abrazo
Belén, bienvenida al Living! Gracias por el enlace y por tu visita. Prometo ir a visitarte ahora mismo! Nos seguimos leyendo. Saludos
ResponderEliminarQuimera, me llamaba la atención que nadie lo hubiera dicho hasta aquí. Eso resume todo el mensaje del micro. Creo que tu comentario es inmejorable para ser el final! Gracias! Un beso
si la mina está ciega, logicamente no lo vio... tengo la certidumbre de haber leido esto ya mil veces, los seis bracitos, el monstruo romantico... y la imaginación?
ResponderEliminarEs muy buena excusa la desorientación!
ResponderEliminarMis felicitaciones, Martin!
Hen, bienvenido al Living! Me quedo con la duda sobre donde habrás leído esto antes. Yo es la primera vez que lo escribo. Gracias por tu visita. Saludos
ResponderEliminarFelipe, la desorientación te llegó a vos, querido amigo. Este comentario era para el próximo post! ja Gracias por las felicitaciones! Un abrazo