Una noche como cualquier otra, en el camino de regreso a su casa, un hombre se desorientó de repente. Entró por error a un edificio incorrecto, tocó sin querer el timbre de un departamento equivocado, le abrió la puerta una mujer que no era la suya, jugó por un rato con niños ajenos, ocupó la cabecera de la mesa a la hora de la cena y, antes de echarse a dormir en una cama mullida y tibia, le hizo el amor a aquella dama tan generosa, que no paró de sonreír desde que lo vio cruzar la puerta. Por suerte, logró volver en sí al amanecer, para llegar a tiempo a la oficina, como si nada hubiera ocurrido.
Sin embargo, algo extraño sucede desde entonces. Todos los jueves a la noche, el hombre vuelve a confundirse y pasa la noche fuera de la casa. Su esposa, un poco preocupada al principio, notó que los síntomas que aquejan a su marido resultan ser bastante comunes. Basta con ver, por ejemplo, al vecino del cuarto piso, que todos los jueves sufre los mismos problemas de desorientación, y toca por error el timbre de su puerta.
Jueves día franco..
ResponderEliminarabrazo
druida
Muy bueno, por error se desorienta.
ResponderEliminarSaludos y suerte (:
¡JAJAJAJA! ¡Muy bueno! :]
ResponderEliminarYo me desoriento a veces, pero no a ese grado.
mmmm... Mañana es jueves... jeje :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
...CARAY!!! no hay niños en mi casa!!
ResponderEliminarTe dejo porque ya mismo estoy desocupando la cabecera de la mesa...!!!
(seguro que el jueves es el día, noooo?? )
chau chau !!!
pues... todos nos desorientamos en algún momento, no? ;)
ResponderEliminarMartín, qué buen relato, muy bien narrado y excelente la idea!!!!
ResponderEliminarUn relato con un tono de misterio y un final en el que aparece cierta justicia poética.
ResponderEliminarMuy bien.
Buen texto, Martín. Parece contener la esencia del teatro de Ionesco, servida con un ritmo envolvente y vertiginoso. Leerte siempre es un placer. Te felicito por tu reciente libro de microrrelatos.
ResponderEliminarjajjajjaja ese final, esa desorientación común y esa "complicidad" de las que lo permiten sin rechistar... me parto, jajajja
ResponderEliminarLanzo una pregunta: ¿son ellos sólo los que se desorientan y ellas las que asumen gustosas ese problema?
Muy bueno Martín.
Un saludo indio
Esto de la desorientacion puede que sea como la gripe, se contagia..el problema seria que se convierta en epidemia. Todos desorientados entrando a casas ajenas..despues de todo, no seria mala idea!! Siempre me entretengo con tus relatos, que estan buenisimos!! un saludo @++
ResponderEliminarBuenìsimo!
ResponderEliminarNo hacen falta mèdicos para algunos sintomas, basta con entender que a todos pueden aquejarnos males parecidos.
Buen micro Martín, lleno de perplejidad y de normalidad, que es el mejor modo de asumir lo que nos deja perplejos.
ResponderEliminarn abrazo
Un relato muy ocurrente y divertido, Martín. Además en jueves 8mitad dec semana) apropiado pàra tomarse en respiro, ja,ja.
ResponderEliminarAbrazos!!
Según tengo entendido Borges decía que la felicidad era un tema ajeno a la literatura. No es este el caso. Felicitaciones
ResponderEliminarDesarrollo muy de Millás, final muy de Gardella. En tu línea, Martín. Un abrazo internacional.
ResponderEliminarMe quedo con el primer párrafo, cargado de sugerencias y perfectamente escrito.
ResponderEliminarUn abrazo,
PABLO GONZ
Dios bendiga los jueves, entonces.
ResponderEliminarSaludos !
jejejeje es un círculo que se cierra...
ResponderEliminarsaludos.
Druida, algunos eligen el miércoles, otros el viernes. El día franco siempre es bienvenido. Un abrazo
ResponderEliminarMeri, hay errores inevitables, no crees? Gracias por tu comentario. Un beso
Hector, bienvenido al Living! Te entiendo. Mexico DF es una ciudad muy grande, y debe ser normal desorientarse. Que disfrutes tu jueves! Me alegra que te haya gustado. Gracias por tu visita y tu comentario. Espero que regreses pronto. Saludos
Anadry, la cabecera siempre debe estar libre, por las dudas! Que tengas un jueves inolvidable. Un beso
ResponderEliminarSofi, bienvenida al Living! Es difícil estar orientado todo el tiempo. A veces pasa. Gracias por comentar. Saludos
Neto, muchas gracias! Me alegra que te haya gustado la idea y la forma de contarlo. Que generoso! Un abrazo
Héctor M, bienvenido al Living! Me alegra que te haya gustado. Creo que tenés razón. Si bien el final sorprende, viene a emparejar las cosas, como debe ser. Gracias por tu visita y tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarPedro, gracias por tus felicitaciones y por tu análisis tan generoso. Para mí siempre es un placer recibirte en el Living! Un abrazo
Indio, creo que la respuesta a tu pregunta es que la desorientación no discrimina género ni edad. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
V, sería un caos, pero quién dice sería divertido! Gracias! Me alegra que te guste pasar por aca. Un beso
ResponderEliminarMagah, es que estos males no pueden ser curados con médicos. Suele curarse solo, con el paso del tiempo.. Gracias por tu comentario. Un beso
Jesús, eso es justamente lo que busqué. Me alegra que te haya gustado. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Tinta violeta, el día es aleatorio. Algunos prefieren arrancar la semana desorientados. Otros, en cambio, solo se desorientan los fines de semana. jaja Gracias! Un beso
ResponderEliminarPatricia, no admito la literatura sin felicidad. Este micro es una prueba de ello. Pero si Borges lo dice... Saludos!
Víctor, si en tan pocos renglones he logrado escribir como Millás, debo sentirme halagado por tu comentario. También por creer que puedan existir los finales estilo "Gardella". Eso también es un gran elogio. Gracias querido amigo. Un abrazo internacional
Pablo, me alegra que te haya gustado. Gracias por los elogios. Es un placer tenerte por aquí. Un abrazo
ResponderEliminarKappie, ¿y por qué no los demás días? Un abrazo
Neogeminis, absolutamente. Así nadie tendrá quejas. Un beso
Estupendo relato.
ResponderEliminar"Jueves pirata".
ResponderEliminarQué relato copado.
Por eso toda la semana, conviene andar con brújula. Menos los jueves.:)
ResponderEliminarun beso!
Algún tipo de virus que afecta el barrio ...?
ResponderEliminarEl que los jueves se va de Sevilla :)
Muy bueno,Martín.
Tardeeeeeeeee, pero segura.
BESO
SIL
Jajajajajaja. Mientras el vecino del cuarto sufra esa desorientación, puede estar tranquilo, porque no le reprocharán la suya...
ResponderEliminarSí que es un mal bastante corriente, jajajaja. Fantástico el relato, Martín.
Besos
Yo ayer no estuve en mi casa, tendré que esperar al jueves que viene para ver qué me deparaba mi puerta.
ResponderEliminarComo Víctor, opino que es muy Gardella
Jeje, qué bueno.
ResponderEliminarParece un trato justo. Jeje.
Enhorabuena por el libro!
Saludos :)
Perdidos para encontrarse en otro sitio.
ResponderEliminarUn saludo.
Negrevernis, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Saludos.
ResponderEliminarJuliette, en su caso es un jueves. Pero podría ser cualquier día. Qué bueno que te gustó! Un beso
Carina, que alegría verte de nuevo por aquí. Me gustó la idea de la brújula y creo que sería muy útil, salvo para aquellos que se desorientan voluntariamente! jaja Un beso
Sil, se ve que en ese barrio hay una epidemia! Por eso, nadie puede reclamar nada. Gracias! Un beso
ResponderEliminarAlís, como dije arriba, no puede haber reproches, porque todos a la larga también se desorientan. jaja Me alegra que te haya gustado. Un beso
Gi, pobre de aquel que tocó a tu puerta el jueves y no te encontró. Quedó más desorientado que antes. Tendrías que haber avisado que no estabas ahí. jaja Un beso grande
Lucía, claro que es justo. La ley del talión aplicada a la desorientación! jaja Gracias por tus felicitaciones. Un beso
ResponderEliminarCitopensis, mientras logren salir de la desorientación, que sea en cualquier lugar! Gracias por tu comentario. Un abrazo
Aquí en Barcelona, el jueves es el dia de salir de noche, ja, ,ja, ahora lo entiendo. Aunque volviendo a tu relato Yo pienso que ella también estaba en el lugar equivocado.
ResponderEliminarMartin, te deje el mensaje en el posteo anterior!
ResponderEliminar¡me desorienté,jeje!
Buen micro. Si te digo que a mí me pasó una vez una cosa muy parecida seguramente no me creerías...
ResponderEliminarCoincido con Pablo en que la primer parte es perfecta.
ResponderEliminarLo que más me gusta de la historia es la naturalidad con que está contada. Como si la desorientación sucediera cotidianamente.
¡Me encantó eso de muy Gardella!
Besos,
Este corto es similar a un cuento de cortázar donde al hombre le pasaba casi lo mismo... la diferencia es que ese hombre sí llegaba a su casa, pero por cuestiones insólitas estaba ocupada por personas que no eran su familia...
ResponderEliminarMartin: un lujito!
ResponderEliminar=) HUMO
Isabel, no sabía eso de la vida nocturna de Barcelona. Ahora entiendo! ja Y coincido con vos: ambos están perdidos. Un beso
ResponderEliminarFelipe, jaja Ya lo encontré. Gracias! Un abrazo
Manu, claro que te creería. A todos nos puede pasar alguna vez. Gracias por tu comentario. Saludos
Claudia, me alegra mucho que te guste. Acaso existe un estilo Gardella? jaja no será mucho? Me gusta contar las cosas con naturalidad, porque así también me gusta que me sean contadas. Gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminarEdu, tenés razón. Recuerdo ese gran cuento del maestro! Gracias por tu aporte. Un abrazo
Humo, los lujos hay que darselos en vida! jaja Un beso y gracias!
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ResponderEliminarHola Martin...
ResponderEliminarLa última entrada de mi blog tiene algo para ti... Gracias por atraparme con tus letras!
Ja ja ja ja. Excelente relato, muy bien llevado.
ResponderEliminarSaludos.
Quimera, ya fui a leer tu relato, y el que quedó atrapado por tus letras esta vez fui yo! Gracias por la dedicatoria. Un beso
ResponderEliminarEpístola, bienvenida! Me alegra que te haya resultado divertido y que te haya gustado. Es un placer tenerte por aquí. Saludos
Esta noche.....pensar que es lunes!!!!
ResponderEliminarRosio, pero en tres días será jueves! Bienvenida y gracias por comentar! Saludos
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