Después de varias horas, nos detuvimos para almorzar. De acuerdo a lo pactado, invertimos los roles que habíamos ocupado durante la cena. Esta vez, yo fui el encargado de preparar la comida, y ella de donar su carne.
El no se puede quejar, ella puso toda la carne en el asador... lástima que después de tanto sacrificio, ella nunca llegó a escuchar el grito de VIVEN!!
Muy buen relato, Martín. Rápido, contundente, crudo (como dice Javier)... Enhorabuena. Aunque a los supervivientes de "Viven" quizás no les parezca tan bueno.
Me ha recordado tu relato a una escena de Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de Poe, en la que unos náufragos echan a suertes a ver quién se come a quién. Muy bueno.
Sol, muchísimas gracias! Me alegra que te haya gustado y que lo hayas podido visualizar. Un beso
Esteban, muchas gracias por tus elogios. Sabés que lo valoro mucho. Eso sí, el mejor de este año, aún está por venir... Un abrazo
Rosg, bienvenida al Living! Me encanta la microficción y en este espacio podrás encontrar muchos relatos de ese estilo. Espero que regreses pronto. Saludos
Microrrelatos, muy inteligente tu comentario. jaja. Buena reflexión! Saludos
Ignacio, ¿socialismo transformado en canibalismo? hasta la más extrema de las doctrinas cede ante la supervivencia. Un abrazo
Sil, es cierto. El hombre no se puede quejar! Buena referencia a la historia de los Andes (en ellos está inspirado este relato) Gracias por tu comentario! Un beso
M., el instinto de superviviencia nos puede llevar muchas veces a ser quién nunca creíamos que podíamos ser. Gracias por tus elogios. Un beso
Ananda, que bueno que pudiste pensar que historia había más allá de estos pocos renglones. Hay que tener mucho amor para hacer este tipo de donaciones, no te parece? Un beso y gracias!
Javier, reconozco la crudeza del relato, pero a veces eso es lo que hace que tenga efectividad. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Victor, gracias por tantos elogios. Coincido en que los supervivientes quizás no gusten de esta historia, pero (como he dicho más arriba) en ellos está inspirada, desde mi admiración por esa gran historia de amor y amistad. Un abrazo
Isabel, ¿dejarte muda es bueno o malo en este caso? Me queda la duda. Un beso
Daniel, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Marialuisa, bienvenida al living! Si, es fuerte, pero efectivo. Me impactó incluso a mí cuando lo leí por primera vez. Gracias por tu comentario y por seguirme. Un beso
Magah, claro que no. Pero acá el instinto de supervivencia pudo convivir con el amor y ambos siguen con vida a pesar de todo. Gracias por tu comentario. Saludos
Druida, exactamente así. Come y cede, alternadamente. Un abrazo
Excelente Martín!!! Muy muy bueno!!
ResponderEliminarLa imagen es sumamente clara, inmejorable.
Cariños!!
Excelente cuento. El mejor de este año.
ResponderEliminar!Que estupendos relatos cortos! tan dificil me parece contar algo en tan pocas palabras.
ResponderEliminarSaludos
!Que estupendos relatos cortos! tan dificil me parece contar algo en tan pocas palabras.
ResponderEliminarSaludos
No sé por qué me da que ella se quedó sin cenar
ResponderEliminarSocialismo en estado puro. Marx orgulloso. Un gran abrazo Martín.
ResponderEliminarGlup...
ResponderEliminarEl no se puede quejar,
ella puso toda la carne en el asador...
lástima que después de tanto sacrificio, ella nunca llegó a escuchar el grito de VIVEN!!
Horriblemente genial, Martín.
Un beso enorme.
SIL
el instinto de supervivencia hizo de las suyas esta vez...
ResponderEliminarcorto y preciso!!!
saludos
Muy bueno, Martín, me quedé pensando en la historia que podrían tener ambos y qué partes habían donado ya...
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato muy cruel, muy crudo… pero también muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy buen relato, Martín. Rápido, contundente, crudo (como dice Javier)... Enhorabuena. Aunque a los supervivientes de "Viven" quizás no les parezca tan bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Sin palabras.
ResponderEliminarme ha gustado, tiene mucha mucha fuerza.
ResponderEliminar8.5
Aigshhhhh
ResponderEliminarMacabrísimo! Muy bueno Martín aplausos!!!
ResponderEliminarMuy fuerte, genial!!!
ResponderEliminarsaludos
Buenísimo, todo es cuestión de supervivencia!
ResponderEliminarY allí parece que no hay alternativas.
Salute.
La carne se turna asi misma para darse de comer ¿no?
ResponderEliminarsaludos
Druida.
Lo mejor que te he leído!!
ResponderEliminarEvocador!
bueno MArtin, ya está publicada tu entrevista.
ResponderEliminarsaludos
Me ha recordado tu relato a una escena de Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de Poe, en la que unos náufragos echan a suertes a ver quién se come a quién. Muy bueno.
ResponderEliminarSol, muchísimas gracias! Me alegra que te haya gustado y que lo hayas podido visualizar. Un beso
ResponderEliminarEsteban, muchas gracias por tus elogios. Sabés que lo valoro mucho. Eso sí, el mejor de este año, aún está por venir... Un abrazo
Rosg, bienvenida al Living! Me encanta la microficción y en este espacio podrás encontrar muchos relatos de ese estilo. Espero que regreses pronto. Saludos
Microrrelatos, muy inteligente tu comentario. jaja. Buena reflexión! Saludos
ResponderEliminarIgnacio, ¿socialismo transformado en canibalismo? hasta la más extrema de las doctrinas cede ante la supervivencia. Un abrazo
Sil, es cierto. El hombre no se puede quejar! Buena referencia a la historia de los Andes (en ellos está inspirado este relato) Gracias por tu comentario! Un beso
M., el instinto de superviviencia nos puede llevar muchas veces a ser quién nunca creíamos que podíamos ser. Gracias por tus elogios. Un beso
ResponderEliminarAnanda, que bueno que pudiste pensar que historia había más allá de estos pocos renglones. Hay que tener mucho amor para hacer este tipo de donaciones, no te parece? Un beso y gracias!
Javier, reconozco la crudeza del relato, pero a veces eso es lo que hace que tenga efectividad. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Victor, gracias por tantos elogios. Coincido en que los supervivientes quizás no gusten de esta historia, pero (como he dicho más arriba) en ellos está inspirada, desde mi admiración por esa gran historia de amor y amistad. Un abrazo
ResponderEliminarIsabel, ¿dejarte muda es bueno o malo en este caso? Me queda la duda. Un beso
Daniel, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Jesús, muchas gracias por tu comentario. Me alegra haberte podido sorprender. Un abrazo
ResponderEliminarNegrevernis, espero no haberte sacado el apetito. Saludos
Netomancia, y eso que a vos no te gusta lo macabro! jaja Gracias! Un abrazo
Marialuisa, bienvenida al living! Si, es fuerte, pero efectivo. Me impactó incluso a mí cuando lo leí por primera vez. Gracias por tu comentario y por seguirme. Un beso
ResponderEliminarMagah, claro que no. Pero acá el instinto de supervivencia pudo convivir con el amor y ambos siguen con vida a pesar de todo. Gracias por tu comentario. Saludos
Druida, exactamente así. Come y cede, alternadamente. Un abrazo
Quimera, gracias por tu comentario tan elogioso. Hay mucho por ahí que creo que supera este, pero sobre gustos... Un beso
ResponderEliminarDaniel, gracias por permitirme participar, por publicarla y por el aviso. Ya voy para allá. Saludos
Manuespada, buena referencia. Poe es un maestro, y esa sí es una buena historia. Gracias por tu comentario. Saludos
Así es la vida. Unas veces toca ser generosos y otras recibir generosidad. Bravo Martín
ResponderEliminarLuis, de tu parte siempre recibo generosidad. Muchas gracias! Un abrazo
ResponderEliminarBravo!! me ha encantado la cena.
ResponderEliminarSaludos!
Harold, buen provecho entonces! Un abrazo y gracias!
ResponderEliminarMartín, recuérdame que jamás te invite a cenar.
ResponderEliminarMuy bueno.
Muchas gracias Raúl. Puedes invitarme a cenar, pero no me pidas que lleve el postre. Un abrazo
ResponderEliminarMe recordó a "Lunch" un corto de Svankmajer, en que dos personas se sientan a la mesa y terminan comiendose entre si, jaja.
ResponderEliminarNoeliaA, que bueno verte de regreso por aca. No conozco el corto que mencionás, pero evidentemente la historia es parecida. Un beso
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