Hacía años que la tribu esperaba la llegada del Teté. Los ancianos afirmaban que su advenimiento cambiaría radicalmente el destino de su pueblo, pero el transcurso del tiempo y la desidia en preservar las tradiciones, les impedían recordar las razones por las cuales sostenían tal teoría. Según especulaban los más sabios, sin fundamentos, el Teté podía ser un cacique milagroso, un maldito dictador sanguinario o algún ser monstruoso que condenara a sus familias al exterminio, entre otras cosas aún peores.
Una tarde, a la hora de la siesta, un indio cruzó a la carrera las estrechas calles de tierra del campamento, agitando sus brazos cubiertos por un colorido traje artesanal hecho de cañas y plumas de águila.
– ¡Soy el Teté! ¡Soy el Teté! – gritaba exultante.
Al llegar a la cima del monte que los protegía, el indio gritón abrió sus brazos y levantó vuelo velozmente. Desfiló planeando sobre las tiendas de la aldea, mientras saludaba eufórico a sus coterráneos, que lo observaban aterrados desde la superficie. Fue allí cuando el patriarca de la tribu, encargado de asegurar la protección de su gente, tensó su arco en dirección al hombre pájaro y, confundiéndolo con un animal endemoniado, lo bajó de un flechazo certero, en medio del pecho.
Algunos días después del funeral, los restantes miembros de la tribu lograron olvidar el asombroso episodio. Jamás sospecharían que, con la muerte del inventor del primer traje volador de la Historia, habían perdido la oportunidad de desarrollar una novedosa e increíble forma de defensa, que les hubiera permitido ganar, de manera definitiva, la desigual batalla contra el hombre blanco. A pesar de todo, los sucesores de aquellos sobrevivientes aún esperan, con sus ilusiones intactas, la llegada revolucionaria del Teté.
Históricamente, hemos ignorado en el mejor de los casos y asesinado en el peor de ellos, a todos los revolucionarios...
ResponderEliminarAsí nos ha ido !!
Y seguimos... a duras penas sobreviviendo, con la ilusión intacta... esperando la llegada de algún Teté que nos salve .
Si he descubierto la moraleja de este cuento, y lo he sabido interpretar, realmente has escrito algo maravilloso.
Un beso enorme, Martín.
Todo lo nuevo, implica una mirada con recelo. Será que somos reacios o simplemente arrogantes. Lo cierto es que el mundo está así por actuar sin raciocinio y matar a todos los Tetés que se nos cruzan antes de pedirles que nos cuenten que tienen en mente.
ResponderEliminarUn abrazo Martín.
Hacía mucho que no venía por aquí, pero mira que hoy lo hago por la puerta grande.
ResponderEliminarMadre mía con el Teté, pobre hombre... Pero bueno hubo un tiempo que se pensó que la electricidad era cosa de brujería. Así que no me extraña.
Un besazo, Martin y Feliz Año con retraso
Fíjate que estupidez, pero me has hecho recordar a Jerónimo... ;)
ResponderEliminarEnfundarse en ese traje debió ser algo parecido a leer uno de tus cuentos.
Un beso :)
El miedo a lo desconocido, a lo nuevo, nos pone nerviosos e incluso nos atemoriza.
ResponderEliminarLa llegada de Teté es lo que esperan muchos como medida de autoprotección en esta, nuestra vida terrenal.
Un saludo indio
Tetérrible este cuento, Martín. Me gustó la idea; quizás la tome prestada, le dé un par de vueltas, un poco de maquillaje y un lifting, y escriba algo. Si me sale algo potable te aviso. Algo parecido pasó con Jesús, ¿no? Vino a salvar a la Humanidad y acabó clavado de una cruz.
ResponderEliminarUn saludo.
Y llega lo que tanto se esperaba... ¡y se rechaza sin la oportunidad de conocerlo!
ResponderEliminarAsí nos va.
¡Unos saludos de mi parte, Martín!
Una invención no salva la historia. ¿hacen falta mas flechas o mas hombres voladores? No sé. El blanco a dominado gracias a su inventiva y los indios han perdido gracias a su supersticion.. no se. Preciosa historia para reflexionar
ResponderEliminarDruida.
El secreto está siempre en "ver"... de no hacerlo, por la ceguera que a veces padecemos, solemos perdernos las mejores cosas.
ResponderEliminarimagino al Teté con una barba larguisima y ojos soñadores. Daría cualquier cosa por poder fotografiarlo :)
ResponderEliminarAbrazos Martincito!
Namasté/\
Teté!!
ResponderEliminarPero qué irónico, haha.
Así es la vida (:
Me ha encantado
Saludos !
Y seguimos igual, cada uno esperando a su Teté particular.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dice Ananda, en algún lugar esperamos en teté nuestro.Un saludo, y muy locuaz tu relato.
ResponderEliminarVaya con esta tribu despistada… A veces lo que tanto esperamos pasa frente a nosotros sin advertirlo, o no lo tomamos por miedo… en fin.
ResponderEliminarExcelente cuentito.
Bonito y acogedor apartamento de palabras.
ResponderEliminarUna Teté :)
cuantas veces metemos la pata.. pero por algo sera!
ResponderEliminarbesos
pienso que por algo suceden las cosas no??? un abrazo amigo!... buenisimo!
ResponderEliminarSil, creo que esa es la moraleja. Lo entendiste perfecto. Muchas gracias! Un beso
ResponderEliminarNetomancia, es el recelo de los que no saben... y así les va. Un abrazo!
Ana, me alegra verte por aquí de regreso. La puerta se hizo grande para recibirte. Un beso
Pati, será que mis cuentos son tan rústicos como ese traje? jaja gracias por tu opinión. Un beso
ResponderEliminarNo comments, será acaso el Teté una salvación? quien lo sabe. Un abrazo
Víctor, con todo gusto espero tu versión. Será un honor. Un abrazo y gracias!
Lasosita, suele pasar cuando ni siquiera saben realmente que es lo que están esperando. Un beso
ResponderEliminarDruida, me alegra generar la reflexión que siempre viene bien. Un abrazo
Magah, como dije mas arriba, es la ceguera del que no conoce, o quizás del que no quiere ver. Un beso
Carina, pues esperamos esas fotos entonces! vos sabrás donde encontrarlo! Gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminarKappie, que bueno que te gustó. Así es, la vida tiene esas ironías. Un abrazo
Ananda, lamentablemente es así! Y no conduce a nada... o si? Un beso
Hydro, llegará algun día? Saludos
ResponderEliminarJavier, me alegra que te haya gustado. Muchas gracias! Un abrazo
Eva, querida teté, bienvenida al living! Gracias por tu comentario. Espero que te sientas a gusto por aquí. Saludos
Liz, es que a veces creo que no queremos ver o que nos da miedo que llegue lo que tanto esperamos. Me dejás pensando. Un beso
ResponderEliminarLisandro, claro que sí! Nada es casualidad. Un abrazo y gracias por comentar!
hola, Martín !!
ResponderEliminarTe estoy devolviendo la visita y ya he visto que pienso instalarme un buen rato en tu living..., mucho que leer, interesante todo...ME GUSTA!!!
En cuanto al cuento..., nuestro Teté puede estar en cualquier lugar y aparecer en un momento inesperado. Solo nos daremos cuenta si estamos atentos.
Beso gigante
Anadry, bienvenida al Living! Gracias por darte una vuelta, me alegra que te sientas a gusto por acá. Agradezco tu comentario y espero que vuelvas pronto. Un beso
ResponderEliminarTu Tete me lleva a recordar que la historia se repite, así como muchos lo esperan los que lo vieron también lo asesinaron.
ResponderEliminarLa moraleja "genial".
Un abrazo.