Aquella noche, mientras dormía, escuché un ruido estridente que me hizo despertar. Encendí la luz de la mesa de noche y pude ver un duende en el suelo, en plena búsqueda desesperada debajo de mi cama. Al verme despierto, se incorporó de un salto y arrojó sobre mí una mirada desafiante. Decía venir de una tierra de fantasía, tras los pasos de un hada rebelde que había logrado esconderse en algún lugar de Buenos Aires. Aseguraba que la mujercita alada era extremadamente peligrosa, por su capacidad de enamorar perdidamente al primer hombre que osara mirarla directamente a los ojos.
Los últimos informes recibidos desde su lugar de origen afirmaban que la dama fantástica se hallaba alojada en alguna de las múltiples viviendas de mi barrio. Aseguré no haberla visto y me comprometí a informarle en el futuro cualquier noticia que tuviera de aquella extraña doncella. Satisfecho, el pequeño sujeto vestido de verde inclinó su cabeza para agradecerme y escapó a la carrera, trepando ágilmente por la chimenea.
Dos minutos más tarde, ella abrió la puerta del baño contiguo y volvió a la cama. Allí noté, por primera vez, las marcas de la extirpación sobre su espalda.
- Ya no podrán encontrarme – me dijo sonriente - Me quedaré contigo para siempre.
Con su cuerpo mínimo enroscado al mío, sellamos nuevamente nuestros labios en un profundo beso de amor. A partir de entonces, aunque ya no tenga aquellas alas preciosas con las que llegó planeando hasta mi ventana, ella logra remontarme en vuelo diariamente, desde abajo de las sábanas.
Los últimos informes recibidos desde su lugar de origen afirmaban que la dama fantástica se hallaba alojada en alguna de las múltiples viviendas de mi barrio. Aseguré no haberla visto y me comprometí a informarle en el futuro cualquier noticia que tuviera de aquella extraña doncella. Satisfecho, el pequeño sujeto vestido de verde inclinó su cabeza para agradecerme y escapó a la carrera, trepando ágilmente por la chimenea.
Dos minutos más tarde, ella abrió la puerta del baño contiguo y volvió a la cama. Allí noté, por primera vez, las marcas de la extirpación sobre su espalda.
- Ya no podrán encontrarme – me dijo sonriente - Me quedaré contigo para siempre.
Con su cuerpo mínimo enroscado al mío, sellamos nuevamente nuestros labios en un profundo beso de amor. A partir de entonces, aunque ya no tenga aquellas alas preciosas con las que llegó planeando hasta mi ventana, ella logra remontarme en vuelo diariamente, desde abajo de las sábanas.
Y yo creo que de algun modo, continuan siendo alas preciosas! Quien dice que lo que se extirpa, no continua?
ResponderEliminaro tal vez el amor verdadero logre regenerarlas! (Quien dice que no vuelven a salir?)
Bellisimo cuento!
/\Namaste.
Pues sí que iba a ser peligrosa.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMartín amigo, te dejo un abrazote de inicio de semana, cuidate mucho, besos.
ResponderEliminarCuidate mucho.
Me encantó, excelente relato.
ResponderEliminarQué lindo texto, una verdadera leyenda sobre el amor verdadero...
ResponderEliminarAbrazo
Lograr encontrar un ser único que adoremos,
ResponderEliminarque nos haga volar debajo las sábanas,
y se corte las alas a causa de ese amor!!!
Habrá una combinacion más perfecta ???
Es el cuento más sublime con final feliz, que leí en toda mi vida.
Genial,una vez más.
Un beso enorme, Martín.
Me encantan tus cuentos Martín.
ResponderEliminarMuy bueno. De veras!!
Abrazo fuerte
Las las las llevara siempre puestas, con la luz que le das a tu amada... me encantó... un abrazo!
ResponderEliminarAsí somos las mujeres!...tenemos magia y alas para rato...cuando encontramos al duende indicado, claro! jejeje
ResponderEliminarUn abrazo!
Precioso cuento, lleno de fantasía y ternura.
ResponderEliminarAl final todos soñamos con una doncella así, que sin alas nos haga disfrutar abajo y arriba de las sábanas... ¿no?
Un saludo indio
¿Quién dijo que fueran necesarias las alas para volar?
ResponderEliminarMe gustó.
:)
Me gustó, Martín. Sobre todo ese final de hacerlo volar, desde las sábanas, aunque tenga extirpadas las alas. Preciso, bien narrado, un buen final... ¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarSaludos lelos!!!
Que bonito, me gusto muchisimo.
ResponderEliminarun abrazo
Que bello sentimiento, que hermoso lo has contado!
ResponderEliminar=) HUMO
Carina, creo que tenés razón. Nada impide que las alas resurjan por la fuerza del amor, y en ese caso, lo llevará a volar con ella hasta el infinito! Gracias por tu comentario! Un beso
ResponderEliminarFernando, de alguna manera, todas lo son. Bienvenido al Living! Un abrazo
Natalia, igualmente para vos. Gracias por pasar siempre por aquí. Un beso
Harold, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
ResponderEliminarEvangelina, me gustan los relatos de amor sencillos. Creo que esa es la clave para que sea verdadero! Gracias por tu comentario. Un beso
Sil, muchas gracias por tantos elogios. Espero que haya muchos más relatos con los que te pueda sorprender. Un beso
Vocero, me alegra mucho que te gusten mis relatos! Te agradezco mucho tu generosidad. Un abrazo
ResponderEliminarLisandro, ella tiene luz propia, no se la doy yo. Pero evidentemente, algo me contagió. Gracias por tu comentario! Un abrazo
Neogeminis, acaso me viste cara de duende?? jaja Gracias por tu comentario! Un beso
No comments, creo que tenés razón. ¿Quién no soñó con tener un hada personal alguna vez? Quien dice que todo esto no sea un sueño también. Gracias por tu opinión. Saludos indios.
ResponderEliminarOrologiaio, tenés razón. Este relato demuestra que la clave para volar no está en las alas. Saludos!
Victor, me alegra que te haya gustado. Creo que es algo distinto a lo que venía escribiendo últimamente, pero vale la pena variar! Un abrazo grande
Campanula, que bueno que te haya gustado! Muchas gracias por tus elogios! Un beso
ResponderEliminarHumo, me alegra que te haya gustado la forma del relato. Muchas gracias, como siempre! Un beso
Simplemente, ¡sublime!
ResponderEliminarJavier, muchísimas gracias por tan generoso elogio! Saludos
ResponderEliminarCampanilla.
ResponderEliminarSin esa ropa verde...
Citopensis, esta es un poquito más grande que aquella (por suerte). La podríamos llamar "Campana". Saludos
ResponderEliminarAmigo Martín, por favor, no la dejes escapar. Vive el amor de la hadita a tope, solo de esta manera podrás hacerla feliz y ella te colmara de placer el resto de tu vida.
ResponderEliminarMagnifico relato.
Luis, muchas gracias por tus buenos deseos. Será cierto acaso lo que dicen de las hadas? Estoy seguro que si. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHermoso texto. Tenés una gran sensibilidad y un poder expresivo fantástico. Te felicito desde la admiración.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
Kutxi.
Es un escrito muy lindo,te dejo un gran abrazo buenas noches
ResponderEliminarAfortunado aquel que conozca a la persona que le hace volar sin alas.
ResponderEliminarTienen algo peligroso los amores de fantasia. Un día despiertas y el cuento se ha acabado.
ResponderEliminarUn saludo de nuevo, Martín.
Kutxi, gracias por tan elogioso comentario. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMi sentir, que bueno que te guste. Un abrazo para vos también
Deprisa, estoy de acuerdo con vos. Solo unos pocos tienen esa suerte, pero creo que es posible. Un beso
ResponderEliminarRaúl, es cierto, es un riesgo. Pero mientras dure, nadie podrá borrar lo que haya podido disfrutar. Gracias por tu comentario y por volver por aquí! Un abrazo
que bonitoooooooooooooo!!!!
ResponderEliminaruna ternura increible me causa imaginar ese beso con el que deciden estar juntos.
precioso.
un abrazote!
pd.
si tienes oportunidad pasate por mi blog a ver si me puedes ayudar con algo que tengo por alla.
Sonia, muchas gracias! Me alegra que te haya gustado y que puedas imaginar esa escena final.
ResponderEliminarPasare por tu blog a ver que sorpresa me espera por allá. Un abrazo
Bueno, siempre se conservan, aunque no se vean ;-) Muy imaginativo. Un saludo desde la desembocadura del Guadina.
ResponderEliminarQuién no ha soñado con una dama fantástica llegando por la ventana. Seguramente el vuelo además de placentero, es único cada vez que se produce.
ResponderEliminarUn abrazo!
...qué más...buen viaje!
ResponderEliminarAnanda, gracias por tu visita! Coincido contigo. Las hadas tienen el poder más allá de las alas. Un beso
ResponderEliminarNetomancia, sin dudas que es así. Yo lo soñe y por eso lo escribí. Un abrazo
Claudia, que manden una postal desde allá! Un beso