A los payasos que alegraron mi infancia
Una vez finalizado el último acto, el viejo payaso regresará a su sombrío camarín y guardará, prolijamente, sus pertenencias multicolores en la anticuada valija. En ese instante, verá caer una tibia lágrima por su mejilla, corriéndole el maquillaje. Antes de cerrar la tapa por última vez, envuelto en la nostalgia por los viejos buenos tiempos, que no volverán, colocará en la maleta las antiguas técnicas para hacer reír, que ya no funcionan con los niños del público, y tampoco con él.
La foto "Había una vez... un circo..." es propiedad de Christian Pereira y se publica con autorización del autor, únicamente para su exhibición en este blog.
Conmovedor, Martín, muy conmovedor. Lo has narrado muy bien, cualquier otro adjetivo es innecesario.
ResponderEliminarDiscrepo un poco con la imagen, pero ahh...
Bonito texto. Lleno de nostalgia y sumador de recuerdos inolvidables pero, un poco demasiado triste y sobre todo desesperanzado, " los viejos buenos tiempos, que no volverán" me parece una frase tal vez demasiado dura para con el futuro.
ResponderEliminarDe cualquier modo, siempre es un placer leer tus textos.
PAZ
Gracias Alejandro! Si te conmueve es porque probablemente tengas recuerdos similares a los míos. Respecto a la foto, a mi también me conmueve. Un abrazo
ResponderEliminarLuis, es triste, es cierto. Lo que creo que no volverán son las sanas carcajadas que producían los payasos. Hoy los chicos se entretienen con otras cosas, y lamentablemente no saben lo que se pierden. Gracias por tu opinión! Saludos
ResponderEliminarme ha gustado el texto, pero a al vez muestras una realidad muy dura para los payasos.
ResponderEliminarun placer leerte
saludos fraternos
que tengas un buen fin de semana
Me gusta pensar que, si ya no funcionan, seria bueno e interesante buscar nuevas formas...
ResponderEliminarNi conformarse con la tristeza, ni darse por vencido....Cerrar la maleta hasta volver a abrirla, y que renazcan las carcajadas. Siempre se puede.
Un abrazo, Martin!
Cuánta ternura, y cuánta melancolía. Cuánta tristeza, y cuánta realidad. Qué ocurrente eres Martín. Haces que se me piante una lágrima. Un día es una sonrisa y al otro llanto. Así es la vida no! Es triste, no sólo por los payasos, sino más bien por los niños. No los tengo aun pero siempre pienso en el mundo que estamos contruyendo o mejor dicho "destruyendo" para ellos. Besos y buen finde!!!
ResponderEliminarAdolfo, el cuento esta basado en una historia real. Saqué entradas para ver a un idolo de mi infancia, y terminaron devolviendome el dinero, porque solo habían vendido 20 localidades. El mundo esta loco, loco, loco... Saludos
ResponderEliminarCarina, coincido con tu propuesta de buscar nuevas formas para reir. Pero extraño a los payasos, es una lástima. Gracias por tu comentario. Un beso
Naty, la vida es así. Hoy un poco de magia, mañana tristeza, pasado alegría. Trato de que todo eso se refleje de alguna manera en este living, donde nos pasa de todo! Gracias por tus palabras de elogio! Y brindo por ese futuro mejor! Buen fin de semana para vos también. Un beso
Martín, te digo algo, yo, desde muy peque... millones de veces, me sentí un payaso, me dibujo una sonrisa... y salgo al escenario... y solo lloro cuando cierro la puerta del camarín.
ResponderEliminarPerdón, me fui por la tangente...
Pero la figura del payaso me da gigantesca tristeza desde chiquita, por lo que te confieso.
Tu relato es certero e invita a la reflexión,independientemente de lo que te expuse.
BESOS de living (siempre y cuando no haya ranas ni sapos cerca)
Es conmovedor el relato. Hasta los motivos para que rían los niños se han vuelto más sofisticados... efectos de la postmodernidad...
ResponderEliminarBesos rojos risueños,
HR.
Sil, me pasaba lo mismo de chico, por eso mi homenaje a los payasos de mi infancia. Es triste, pero creo que es asi.. Tranquila, ya no quedan sapos por aquí. Te mando un beso
ResponderEliminarHR, exactamente. Las consolas de juego reemplazaron a los payasos. No puede ser que un chico de hoy no sepa quienes fueron Gabi, Fofo y Miliki, o Carlitos Balá. (Uff que viejo estoy! jaja Un beso!
ResponderEliminarSiempre me dieron un poco de tristeza los payasos, esos nobles sujetos que dedicaban la vida a hacer reír!
ResponderEliminarA propósito de vejez, conociste a Firulete y Cañito? cómo me gustaban!!
Muy buen texto pero prefiero pensar que dentro del payaso hay alguien orgulloso de haber sacado una sonrisa a un niño,Saludos.
ResponderEliminarEstos son payasos de verdad y no esos payasos que hay ahora en el gobierno, la oposición y el congreso...
ResponderEliminarCómo son las cosas!..a mí nunca me gustaron los payasos. Más que hacerme reír siempre me dieron lástima, me entristecían. a la menor de mis hijas, en cambio, siempre la asustaron!
ResponderEliminarYa ves, pobres payasos! no se les hace fácil el oficio de hace reír.
un abrazo!
Sabes MARTÍN...EL SIMIL ES EL PAYASO....LAREALIDAD ES LA VIDA DE MUCH@S....Y ESO TE ASEGURO QUE ES EL DIA A DIA....QUE TRISTE VERDAD???
ResponderEliminarbesitos cargados de sonrisas....conmovedor y triste post
Coincido con algunos comentaristas tuyos en que los payasos siempre me han provocado una extraña tristeza; sin embargo, tu escrito me ha transmitido hermosas sensaciones!
ResponderEliminarUn saludo!
¿Cómo están ustedeeeeeees?...
ResponderEliminarSaludos
Adriana, como olvidar a los queridos Firulete y Cañito, que siempre hablaban de una tal Rosita que nunca ví. Que hermoso recuerdo trajiste hasta este living! Impresionante!
ResponderEliminar- Mirá Cañito, cuantos "chiculines"!
- Se dice chiquilines!
- Chupetines?
jajajaja
HYDRO, estoy de acuerdo con eso, mas allá de la imagen triste que pueden transmitir algunos, en el fondo son personas, con alegrías y tristezas como cualquier otro! Saludos
ResponderEliminarLADO B, que bueno que el cuento también sirva para disparar ese tipo de pensamientos, que desde ya, comparto! Saludos
Neogeminis, esas son las sensaciones encontradas que transmiten los payasos, y por eso, me parecen fascinantes. Un abrazo
Rosa Roja, ya lo dije más arriba, la vida de payaso es igual a la de cualquiera de nosotros. ¿O acaso no somos payasos a veces? Un beso
Mercedes, que bueno que entre tanta tristeza hayas podido encontrar algo lindo en donde hacer foco! Gracias por tu comentario. Un beso
José Rasero, casi que en tu comentario puedo escuchar la voz del propio Miliki. Gran recuerdo! Gracias. Un abrazo!
Seguro que han de venir de nuevo los buenos tiempos....y porque no iban a venir??
ResponderEliminarSaludos!
OOOhh! (vengo de la entrada anterior) y ahora se me entretece el alma por recordar a mis queridos payasos de la infancia. Gabi, Fofó, Miliki, Fofito y Milikito. No hace mucho sacaron un CD dedicado a sus queridos niños de 40 años; me sigo sabiendo todas sus canciones y las tarareo cuando a la tristeza se le ocurre venir a visitarme. Creo que hoy escucharé la de "Susanita tiene un ratón un ratón chiquitin..."
ResponderEliminarEstoy contigo en que sería hermoso volver a recuperar el espiritu del payaso.
Un saludo.
Sonrisa de Hiperion, ojalá tengas razón! Un abrazo
ResponderEliminarMara-mara, me alegran las coincidencias y que hayas traido por aquí los recuerdos de aquellos payasos! Un saludo
Siempre vuelven nuestros payasos queridos, y nuestras risas y aquel tiempo en que nada se perdía. Siempre vuelve nuestra infancia -aquel país amado- si preparamos el alma. Precioso post.
ResponderEliminarPrecioso blog, también.
Un beso.
¿Con que se rien los nenes de hoy?
ResponderEliminarLa decadencia en todo sentido, que palabra ruín, pero que innegable!
ResponderEliminarbello, triste, exactolo has descripto.
Me saco el sombrero!
=) HUMO
Ana, bienvenida al living! Cuanta razón tienen tus palabras. Soy de los que creen que las cosas buenas no se van nunca.. no hace falta que vuelvan, están en nosotros y nos acompañan toda la vida en nuestra memoria. Gracias por tu visita. Espero que regreses pronto! Un beso
ResponderEliminarMagah, lo mismo pensaba yo. Novedades tecnológicas, dibujitos de computadora, videojuegos.. y bueno, ya nada es lo mismo! Saludos
HUMO, gracias por tu comentario. Me alegra que coincidas y que te haya gustado. Un beso
Que triste, pero real...
ResponderEliminarCarla, asi es la vida... pero hay que intentar recuperar las carcajadas. Gracias por tu comentario! Un beso
ResponderEliminarMe encantó y mucho!
ResponderEliminar(casualmente hace unos pocos días publiqué un post en el que vinculé las sonrisas a laa nariz de un payaso). Besos
Nunca me gustaron los payasos... siempre me dio la impresión de que intentaban engañarme.
ResponderEliminarEllos nos hicieron reír en nuestra infancia......
ResponderEliminar¿Quién les hará reír ahora a ellos?....Una lástima.
Saludos.
Nunca me gustraon los payasos porque por desgracia soy mucho más fácil de hacer llorar que d ehacer reír.
ResponderEliminarY mira, con este texto casi me sacas una lágrima. Es tan triste...
Un besito de esta seguidora que espera tu siguiente post.
Paula Daiana, que bueno que te haya gustado. Voy a devolverte la visita para ver ese post! Un beso
ResponderEliminarLalagoesfishing, algo de engaño hay en esas sonrisas pintadas que esconden un ser más triste. Saludos
Loose, justamente por eso es este homenaje, para que al menos, no sean olvidados. Saludos
Juls, espero que los futuros textos logren sacarte una sonrisa. Un beso
Ojalá las risas y carcajadas que dejaron esos payasos en tu infancia hoy se vean reflejados en tu alma.
ResponderEliminarMuy buena foto, me gustó mucho.
Un besito amigo, cuidate mucho, un abrazo fuerte para vos.
Natalia, gracias por tus buenos deseos. Lo mismo espero que te suceda a vos. Un beso
ResponderEliminarA veces tenemos la sensacion de haber perdido el tiempo y que ese tiempo perdido no volverá pero quedará en nuestro recuerdo y memoria....y eso es lo más importante.
ResponderEliminarUn beso
Recordé que me gustaba quitarles la nariz y salir corriendo. Así era como yo me podía reir de los payasos. Ahora me siento como ellos sabes? Pero sin niñita que me robe la nariz.
ResponderEliminarNohelia, coincido con vos. Cuando las cosas estan en nuestro recuerdo, en definitiva nunca se van...como los payasos de mi infancia. Un beso
ResponderEliminarRous, que lindo lo que comentás. Estoy seguro que ya encontrarás alguien que te robe la nariz. Un beso
en alguna oportunidad se me ha pasado por la mente la misma idea, viendo a un payaso terminar su acto y seguir su vida.
ResponderEliminarMariela, debe ser dificil salir a escena a hacer reir, cuando hay tristeza en el interior. Por eso, admiro los payasos. Un beso y gracias por tu visita!
ResponderEliminarPrecioso homenaje a los payasos, siempre dispuestos a hacernos reir... Aunque los circos y los payasos se hayan convertido en una especie en extinción... no olvidemos que siguen existiendo y haciendo sonreir a pequeños y mayores.
ResponderEliminarUn besito,
Un texto triste, como tristes son los payasos. Una vez me dijeron que el payaso oculta su rostro para hacer reír debido a que es su forma de esconderse de la realidad, en su caso, triste. Siempre me creí un payaso, por hacer reír a los demás para ocultar las cosas que me hacían sufrir o me hacían estar mal.
ResponderEliminarCreo que lo triste es acorde al payaso. Las risas, tan solo un escapismo de esa tristeza, tan bien maquillada por estos seres tan particulares.
Clara, es cierto. Aun existen, pero ya no es lo mismo! Un beso
ResponderEliminarNetomancia, muy bueno tu comentario. Me pasaba lo mismo que a vos, por eso escribí este relato. Siempre fui un payaso triste, hasta hoy. Te mando un abrazo.
Bien escrito. Pero sea por lo manido del tema (la paradoja del clown triste) ha causado en mí menos impacto que otros de tus relatos.
ResponderEliminarRaúl, es probable. Coincido contigo. Pero no quise dejar de publicarlo. Gracias por tu opinión. Saludos
ResponderEliminarEl payaso triste es un must. Paradójico. En estos días, llevo el alma un poco así. Salada.
ResponderEliminarMaru, coincido en tu idea de paradoja. Así es la vida! Saludos
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