Parado frente al espejo mientras me afeitaba, noté con asombro que la imagen reflejaba el rostro de otro. Un sujeto de voz mortuoria me rogaba que escribiera un relato que él mismo me contaría. Decía haber sido un célebre escritor, asesinado injustamente por un lector insano al que no le había gustado su último libro. La muerte había sido tan repentina y dolorosa que su alma aún se encontraba activa, condenada a mudar de cuerpo en cuerpo hasta que el autor lograra vengarse. Según me explicó, si yo redactaba la historia que me requería, su espíritu podría migrar de mi cuerpo al de la persona que osara leerla y, a través de crueles y monstruosas apariciones, compensaría en ese lector todos los males sufridos hasta cumplir la venganza que le permitiría descansar en paz. Amenazó con permanecer en mi cuerpo eternamente si yo no cumplía con su extraño requerimiento. Espero sepas disculparme por no habértelo advertido, pero el cuento que estás leyendo es precisamente la historia que el muerto me pidió escribir.
Es imposible sopesar la magnitud de tus ganas, pero sí es posible aseverar que tu talento es inmenso.
ResponderEliminarFuerte e intenso el relato..
ResponderEliminarmuy bueno, eso si un gusto leerte..
saludos fraternos
un abrazo
Alejandro, viniendo de un experto en microcuentos como vos, el elogio es aún mas grande. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarAdolfo, gracias por leerme siempre. Tus comentarios son siempre bienvenidos. Muchas gracias. Saludos fraternos
Genial. comparto la idea de intranquilizar al lector, sacarlo del rol pasivo y cómodo en el que suele estar.
ResponderEliminarSandro, pretenden ser de esos cuentos que uno se queda pensando si no hay un fantasma en el ropero. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno Martin.
ResponderEliminarMas hasta senti el escalofrio como si me hablara a mi.
Bien logrado.
Me encanto.
Besos.
Ah no! Que es esto de echarle el fardo encima al que pasa por aqui??
ResponderEliminarMas vale que la próxima entrada contenga el antídoto para el fantasma! >:(
jajajaja! un saludo
Te disculpo por no habérmelo advertido.
ResponderEliminarAhora voy a tratar de pasar la maldición a otro pobre inocente de alguna manera que se me ocurra.!!!
Siempre se me ocurre alguna maldad.
Relato Magnífico .
ABRAZOS
Cecy, me alegro te haya gustado. Comparto esa sensación de escalofrío... gracias por comentar.
ResponderEliminarAny, el antídoto es simplemente escribir un comentario, así pasa al lector siguiente. Estas curada. Felicitaciones!
Sil, lamentablemente te tocó ser la lectora siguiente de Any. Pero estoy seguro que con tus maldades vas a encontrar la forma de pasar el maleficio. Gracias. Saludos
me gustó mucho esa idea: una mañana un espectro te habla para que la realidad sea cuento y el cuento realidad. El espectro eras tu, y el que se afeita el escritor...
ResponderEliminarun abrazo.
Druida, excelente comentario. Es tal como lo describis, el espectro y el escritor somos la misma persona. Un abrazo
ResponderEliminarEl principio me recordó a algo que leí alguna vez... Claro que al final de ese otro cuento no había alma de escritor asesinado que me poseyese. Por si acaso no me miraré en el espejo.
ResponderEliminarMuy bueno Martín. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarlagoesfishing, quizas eso que leiste alguna vez estaba escrito por el mismo autor y nunca te enteraste.
ResponderEliminarHiperbreves, me alegro que te haya gustado. Muchas gracias por tu comentario. Saludos
Hijo de puta!
ResponderEliminarIgnatius, no es para tanto che! Solo es ficción. Saludos
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