Desde el balcón, el geranio envidiaba a la azalea que se exhibía sobre la mesa del comedor. Ella tenía contacto directo con su propietaria, no sufría las inclemencias del clima, y recibía elogios diarios hacia sus flores. A él, en cambio, sólo lo regaban de vez en cuando, y ni siquiera lo entraban durante los días de lluvia. Total, siempre resistía.
La azalea, por el contrario, tenía el deseo de estar a la intemperie. Allí podría tener una maceta de mayor tamaño, y bailar con el viento cada vez que le dieran ganas. También podría disfrutar de los sonidos urbanos, en lugar de tener que soportar el silencio deprimente que la rodeaba por las noches.
Aunque se miraban con recelo a través del ventanal, disfrutaron de su muda compañía hasta el día del atroz temporal, que taló de un latigazo frío todas las plantas del exterior.
Sin explicaciones biológicas posibles, la azalea fue encontrada al día siguiente sin sus flores y con las hojas secas, desfallecida sobre la mesa del comedor.
Tal vez en tu historia, el amor era imposible, pero la compañía armonizaba la relación.
ResponderEliminarSaludos.
Un cuento delicado, de factura clásica, de los que se agradece de vez en cuando para salir de las recetas microrrepetitivas.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Un cuento con moraleja! Me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Clásica historia de San Valentín :)
ResponderEliminarMuy lindo.
¡Saludos!
Enmascarado, muchos se conforman solo con eso, que también es muy importante. Gracias por comentar. Un abrazo
ResponderEliminarSusana, cada tanto me gusta imaginar historias románticas, aunque sea entre vegetales. Me alegra que te haya gustado. Saludos
Sara, claro que sí. Me alegra que se entendiera el mensaje. Qué bueno que te gustó. Saludos
ResponderEliminarSergio, en la semana de San Valentín debía entregar un cuento de amor. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Hermoso cuento de amor...
ResponderEliminarMi poto está algo mustio estos días...me has descubierto la razón.
Besos!
Al fin se querian, bueno, para mi....Besos.
ResponderEliminarJa.. al final ya no tenía ante quienes hacerse la linda y caputeó!
ResponderEliminarJa, ja, muy bueno!
Con tinta violeta, todas las plantas necesitan este tipo de riego. No la descuides. Un beso
ResponderEliminarAli, para mí también. Gracias por comentar. Un beso!
Chancha, bienvenida al Living! Algunos días más tarde, lo reemplazaron por un helecho. Pero ella, no llegó a conocerlo. Saludos!