Tras el inesperado naufragio, me encontré rodeado por cientos de individuos que, clamando por auxilio con desesperación, flotaban indefensos sobre las crueles aguas del océano. Como estas ocasiones ameritan, cada uno de nosotros buscó, como pudo, su propia supervivencia.
Una joven rubia fue la primera en verme nadar ávidamente contra la corriente, antes de sentir la afilada caricia de mis dientes contra su jugoso cuerpo.
Hasta nadando para no ahogarse hay que remarla con las rubias. Un gran abrazo.
ResponderEliminarExcelente relato tiburón! (tiburón?) Admiro demasiado esa cpacidad que tienen algunos que en breves (pero muy breves) líneas pueden argumentar tanto.
ResponderEliminarMe encantó Martín!
Muchos cariños!
hip... remen remen remen!!! exelente amigos... que grato volver por aqui!!! un fuerte abrazo!
ResponderEliminarLos tiburones también las prefieren rubias ??
ResponderEliminarAha...
Breve y genial , como siempre, Martín.
Un beso enorme.
SIL
Sip, las rubias tienen mejor sabor...
ResponderEliminarSaludos
Ja, cada uno sobrevive como puede. No hay dudas.
ResponderEliminarFeliz año!
TREMENDOOOO!!!!!!
ResponderEliminarBueno a disfrutarte otro año mas!
=) HUMO
Rico cebiche
ResponderEliminarNo todos los días se puede (:
Haha
Excelente!
Saludos !
Buen festín se daría, jeje. Que se enteren las rubias del gusto de los tiburones...
ResponderEliminarUn saludo indio
Muy bueno, Martín. Aunque intuí el final. ¿Cómo? Porque hace muy poco leí uno con un tema muy similar, no sé dónde. De todos modos, eso no le quita ningún mérito a tu microrrelato. Muy bueno y sorprendente.
ResponderEliminarUn saludo.
Que desperdicio de comida y mientras, los tiburones del tercer mundo pasando hambre....
ResponderEliminarUn estupendo relato, como todos los tuyos.
Feliz año
Hola, Martín. Caí en tu blog pro esas cosas raras que tiene el cuberespacio y me encantó...y en la ecuación, creo que las ganas lo pueden todo. Abrazo y feliz 2010!
ResponderEliminarEzequiel
Eso, primero que se coman a las rubias, mientras las morenas tenemos más tiempo para emprender la huída. Feliz 2010 desde Petardylandia!!!
ResponderEliminarSeguro que ella se entrego dulcemente a tu caricia pues no dudo de que antes del primer mordisco creaste para ella un microrelato asombroso, como este y como todos los que pones a nuestra disposición.
ResponderEliminarUn abrazo
muy buena la segunda lectura del microrrelato.
ResponderEliminarHola, Martín.
ResponderEliminarExcelente relato enfocado a la supervivencia, con un toque siniestro e inesperado. ¡Me gusto!
Gracias por tu visita a mi blog y por tus afables comentarios.
Un abrazo afectuoso.
Muy bueno, como siempre sorprendiendo a lo Girondo en naufragios urbanos
ResponderEliminardruida
que tiene las rubias que las morenas no?
ResponderEliminarMagnífico comentario el expresado por el Sr. Reiva, sucede que a veces no alcanzan los remos...:)
ResponderEliminarGracioso microrrelato, como para empezar el año sonriendo! (o continuar sonriendo desde el pasado, por qué no?)
Abrazoooo!!! glup glup!
Que bueno. Si señor, me ha gustado.
ResponderEliminarUn besito cariñoso
Ignacio, sabio comentario. No fue el mensaje que quiso transmitir el relato, pero parece que has tenido alguna experiencia. Un abrazo
ResponderEliminarSol, muchas gracias por tu comentario! Me alegra que te haya gustado. En eso consiste mi fascinación por la microficción, tratar de decir mucho en pocas palabras. El resto lo pone el lector. Un beso
Lisandro, parece que no queda otra y habrá que seguir remando! Un abrazo y gracias por tu comentario.
Sil, creo que los tiburones no distinguen. Lo que pasa que la rubia se hacía notar más al Sol. Gracias como siempre por tu generoso comentario. Un beso
ResponderEliminarDragón, si Ud. lo dice, debe ser así! jaja un abrazo
Magah, es la ley de la vida sin dudas. Gracias por comentar. Un beso
Humo, muchas gracias! Espero que sigas aquí durante el 2010. Saludos!
ResponderEliminarKappie, es el placer que solo unos pocos privilegiados se pueden dar. Gracias por tu comentario. Un abrazo
No comments, un rico banquete sin dudas. Las rubias ya están alertadas. Saludos
Víctor, eso sucede porque imagino que (al igual que yo) te la pasás leyendo microficciones. Aún así, seguiré intentando sorprenderte. Me alegra que te haya gustado. Saludos
ResponderEliminarMarido, tenés razón. Es un claro ejemplo más de la injusta distribución mundial de las riquezas. Saludos!
Ezequiel, bienvenido al Living! Me alegra que te hayas sentido cómodo por aquí en tu primera visita. Espero que regreses pronto. Gracias por seguirme. Saludos!
Petardy, bienvenida al Living! Por suerte tenés más tiempo para nadar. Gracias por tu visita y tu comentario. Saludos!
ResponderEliminarLuis, tus comentarios siempre son muy generosos. Muchas gracias. Es un honor saber que te gustan mis microrrelatos. Un abrazo!
Daniel, me encanta cuando un relato tan corto genera segundas lecturas y me alegra que la hayas descubierto. Un abrazo y gracias por tu comentario!
Javier, que bueno verte de nuevo por acá. Me alegra que te haya gustado el primer relato del 2010! Un abrazo
ResponderEliminarDruida, que menciones a Girondo no puede más que hacerme sonrojar. Muchas gracias por tu generoso comentario! Saludos
Liz, creo que el tiburón no discrimina, a todas les llegará su suave caricia. Un beso!
Carina, coincido con Ignacio al igual que vos. Sucede que a veces, a pesar de remarla, los remos también terminan siendo parte del banquete. Me alegra haberte hecho sonreír! Un beso
ResponderEliminarMandy, me alegra que te haya gustado. Un beso y feliz 2010!
Impactante el cierre. Te lo aplaudo.
ResponderEliminarUn placer leerte. Saludos.
Salvador, bienvenido al living! Me alegra que te gustara este cierre. Un placer recibirte por aquí. Saludos
ResponderEliminar¡Ah!, Martín ¡qué bueno! Me gustó mucho. Pero nada más te digo algo acerca del título, seguro que lo sabes pero el ceviche es pescado u otro marisco cocinado, con limón. O sea, no se come crudo, aunque todo el mundo crea que sí. El sushi por ejemplo sí está crudo... claro que no creo que le quede muy bien de título a tu cuento, pero sólo quería comentarte. Bueno, hablo del ceviche peruano nada más, ¿eh?, de los demás no soy experta ;)
ResponderEliminarGrandioso Martín, contado desde el punto de vista del tiburón era lo último que me esperaba. Muy bueno!
ResponderEliminarNaida, obviamente que conozco lo que es el cebiche (incluso tuve la suerte de comerlo en mis viajes a Perú), pero en este caso el nombre me pareció apropiado desde la ironía. De hecho, tampoco es un plato dulce, como asegura el título. De todos modos, muchas gracias por la aclaración. Saludos
ResponderEliminarNetomancia, muchas gracias! Que bueno haberte sorprendido. Un abrazo
Un cevichito en un día de sol y playa te aseguro que es superdulce ;)
ResponderEliminarNaida, claro que sí! Cuando quieras trae alguno para compartir aquí! Saludos
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