Durante el extenso día laboral, el carnicero satisface los pedidos ansiosos de las mujeres del barrio, exhibiendo su habilidad con los cuchillos, al cortar las milanesas. Incansable, por las noches, sale a practicar sus técnicas, en los fríos cuerpos perfumados de sus mejores clientas.
La foto "Milangas" es propiedad de Christian Pereira y se publica con autorización del autor, únicamente para su exhibición en este blog.
Soy vegetariana asique nunca lo vere! y no pongo noticieros, asique de los asesinatos no me enterare!Jaja! mejos sigo con mis fotos...
ResponderEliminarsaludoooos Martincito!
Era lo que iba a cenar, pero creo que una sopita de verduras estará bien.
ResponderEliminarSentí como un frío en el cuello , estremecedoras tus palabras e imágenes.
El relato muy bueno como siempre , pero uyyyyyyy.
Besos
REM
Aaaasadito, qué cuentito !!!
ResponderEliminarEl habilidoso, como pasa en el fútbol, tiene buen desempeño en todos los ámbitos !!!
Genial, Martín.
Un beso.
Me recuerda a "El perfume". El protagonista tambien mata a mujeres intentando perfeccionar un arte, aunque su caso se algo distinto.
ResponderEliminar"...había oído muchas veces a su amigo Jack aconsejarle "vamos por partes"
ResponderEliminarExcelente como siempre, tus escritos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos fraternos
Desde ahora miraré con recelo y desconfianza a mi carnicero wejejeje...
ResponderEliminarMe encanta que el texto sea corto y diga mucho...
Cariños
Muy bueno! Te lo cuenta tal cual.
ResponderEliminarBesoso
Adela
Amigoooooooooooo que foto... que foto... amigo, amigo... agg esa foto y tu escrito son el uno para el otro.
ResponderEliminarUn abrazote queriso, cuidate mucho, besitos y abrazos.
Buenísimo Martín, un relato escalofriante en apenas cuatro líneas!!!! Genial, un abrazo.
ResponderEliminarPodría decirse que todo tiene un precio, aunque éste sea elevado.
ResponderEliminarGenial.
Un saludo indio
Mmm
ResponderEliminarñam.
Bueno, por las mañanas disfrutaba haciendo bien su trabajo cortando filetes de la mejor calidad y con el corte perfecto y al tiempo disfrutaba mientras observaba las redondeadas formas de sus mejores clientas para continuar con su trabajo mientras ellas descansaban plácidamente en su lecho.
ResponderEliminarFantástico Martín.
Saludos y PAZ
...mientras las terneras lo miran con satisfacción por la venganza, ¿no, Martín?
ResponderEliminarSaludos lelos!!!
Es un texto muy carnoso.
ResponderEliminarSalú pue.
Primero, nuevamente gracias por la elección de una de mis fotos para publicar una de tus obras. De más esta decir que siempre es un honor trabajar en forma conjunta.
ResponderEliminarRespecto al cuento, creo que merece una reflexión. Tengo una vaga teoría que permite unir algunas algunas facetas del trabajo cotidiano con la vida de cada uno de nosotros. Así las cosas, algunas profesiones, como esta por ejemplo, permiten pensar que los oficios entrañan alguna relación sangrienta con quien lo practica.
La habilidad con el cuchillo no solo es una cuestión de práctica, sino de placer por el desmembramiento del amigo vacuno. Cuan delgado es el limite entre una pieza de carne animal y un ser humano… muy poco.
Este cuento juega con eso… con el morbo del carnicero… con la fantasía macabra de descuartizar a sus clientas como si fuera parte de su trabajo. Una buena propuesta teniendo en cuenta que estamos en el medio del paro del campo!
roko
Carina, tenés suerte que nunca te toparás con este sujeto. Pero ojo, puede haber algún verdulero con habilidades similares! jaja Saludos!
ResponderEliminarRembrandt, gracias por tu comentario. Lamento haberte hecho cambiar el menú. Un beso
Sil, tenés razón. La habilidad con los cuchillos puede ser aprovechada en diversos ámbitos. Gracias por tu comentario! Un beso
Sen, es cierto, recuerdo ahora esa película. Pero en este caso, para colmo, el aroma no es tan agradable. Gracias por tu comentario. Saludos!
ResponderEliminarClaudia, y parece que le hizo caso! Un beso
Adolfo, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Un placer tenerte por acá. Saludos
Evangelina, no te preocupes, no todos los carniceros son iguales! Muchas gracias por tus elogios. Me alegra que te haya gustado este cortito. Un beso
ResponderEliminarAdela, gracias por tu opinión! Me alegra que te haya gustado. Saludos
Natalia, la foto es de un amigo y creo que encajó perfecto para esta letras. Me alegra que te haya gustado. Un beso grande!
Netomancia, creo que el terror arranca desde la foto. Las líneas solo completan el escenario. Gracias por tu comentario. Un abrazo!
ResponderEliminarNo comments, el precio dependerá del corte y del peso de la carne! Un abrazo
Orologiaio, veo que se te despertó el apetito. jaja. Saludos!
Luis, es como vos decís. Pasaba el día rodeado de carne, era esperable que terminara así. Gracias por tus elogios. Un abrazo
ResponderEliminarVictor, buena reflexión. La venganza de las vacas, podría llamarse este cuentito! Gracias. Saludos!
Johan, tenés razón! Quedaría mejor completado con alguna guarnición! ;) Salú Pue.
Christian, debo agradecerte por regalarnos esta foto para el Living! Creo que el relato no tendría el mismo efecto sin ella.
ResponderEliminarRespecto a tu reflexión sobre el cuento, creo que los oficios o profesiones inevitablemente van marcando a las personas y hacen de ellas su vida. Eso es terrible cuando sirve como excusa para explotar el morbo de cada uno. Gracias por tu opinión! Un abrazo
al mejor estilo jack the ripper, nada mas que este se podria llamar juan, es butcher y no persigue prostitutas sino amas de casa. estoy asustada!
ResponderEliminarCosasimpropias, buen título el que proponés! Tu miedo a que se debe? Acaso tu carnicero se parece a este señor? Saludos!
ResponderEliminarDevuelvo tu agradable visita a mi espacio.
ResponderEliminarEste post y el anterior trajeron a mi memoria "El cocinero, el ladrón su mujer y su amante"
Bueno tu blog, surrealismo que gusta. Cómodo el sillón de tu living.
Te sigo y espero tu vuelta.
Abrazo
Siempre desconfié de la habilidad de los carniceros con los cuchillos...
ResponderEliminarUn abrazo,
Un trabajador incansable, no, ¿Martín.
ResponderEliminarDe verdad que este carnicero es celoso de su deber.
ResponderEliminarMuy bueno este mini…
Vocero, bienvenido al living! Me alegra que te hayas sentido a gusto por aca. Gracias por tu comentario y por seguirme. Nos seguimos leyendo. Saludos
ResponderEliminarClara, yo también! Por eso este cuento! Saludos
Esteban, eso es lo que yo llamo priorizar el trabajo! Saludos
ResponderEliminarJavier, coincido con vos. Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado! Saludos
Puede que de tanto cortar, tenga una fisura en su alma*
ResponderEliminarte sigo leyendo* besosdulces*
ummm qué sanguinario! jejeje...y la foto, lo dice todo!...
ResponderEliminarsaludos!
Eme, bienvenida al Living! Creo que esa es la consecuencia lógica de tanto ejercitar! Gracias por tu comentar. Un beso
ResponderEliminarNeogeminis, es tan sangriento como una carnicería! Saludos
Que final!
ResponderEliminarUn microcuento genial!!!
Carla, muchas gracias por tu comentario! Me alegro que te gustó! Saludos
ResponderEliminar¡Puf! Me has puesto los pelos de punta, tengo ahora en mi cabeza una mezcla entre la imagen del carnicero, Anibal (el silencio de los corderos) y de El Perfume que no veas...
ResponderEliminarP.D.: Creo que la foto que has elegido ha contribuido en gran medida a mi espanto.
Es lo mínimo que se merece por ser quien hace semejante trabajo, hay que tener estómago para tocar carne cruda... o vieja.
ResponderEliminarSaludos
Sechat, la sensación de espanto que describis es exactamente la que deseaba generar! Me alegra que te haya gustado! Un beso
ResponderEliminarDragon, buen enfoque! No lo había pensado. Creo que tenés razón! Saludos
me encantó, saca muy fuerte nuestro lado perverso
ResponderEliminarVir, todos los tenemos. Por eso somos carnívoros. Gracias por tu comentario. Saludos
ResponderEliminarWow...
ResponderEliminarJulibelula, bienvenida al living! Tu expresión parece indicar que te gustó! Me alegro que así sea! Gracias por tu visita!
ResponderEliminarVeo que la policía es inepta,siempre hay que repasar los carniceros y estudiantes de medicina y cirujanos en los descuartizamientos.
ResponderEliminarComo prevención contra asaltos siempre hay que desconfiar del tipo que está en la cabina telefónica,puede estar posando.
Carlos, me gustó lo de las cabinas telefónicas. Se me ocurrió un cuento. Gracias! Un abrazo
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