Me sentí tan culpable por no haber podido acompañarla en el día de su cumpleaños, que decidí hacerle un regalo especial para lograr su perdón. Fui a visitarla al día siguiente con una enorme torta mágica que, según prometía el anuncio de la pastelería, era capaz de hacer realidad los deseos del agasajado. Coloqué las velas especiales sobre el pastel, la invité a pedir sus tres deseos y comencé a cantar. Me miró con una sonrisa pícara y extraña, antes de soplar sobre las pequeñas llamas, hasta dejar el ambiente en absoluta oscuridad. Al encender las luces, me encontré solo, encerrado en un pesado infierno de fuego intolerable, sobrevolado por gritos de histeria y desesperación. Mi única esperanza es pensar que ella aún puede tener otros dos deseos por cumplir. Sólo espero que utilice alguno de ellos para hacerme regresar.
Por aquí dejando un comentario en todos los blogs
ResponderEliminar.
Me he enterado anda por la red un señor que se dice: es primo mío, y se nombra Romualdo Payés. No tiene nada que ver conmigo y es un señor que se llama Oscar Doyle. Es argentino. En estos últimos días ha estado dejando comentarios con mi nombre clonado o dejando comentarios como anónimos, insultándome entre otros, no sé quien es el señor. Deseo que anclarlo por que no tiene nada que ver conmigo. Y esta imitando mis comentarios.
Deseo aclarar esto y pido disculpas por este mensaje.. pero necesario..
Gracias
Saludos fraternos de siempre
Un abrazo
Martín, si la única chance de tu protagonista, es la piedad de una mujer enojada, con el agravante de tener el poder de que sus deseos se cumplan , está literalmente al horno el pobre hombre.
ResponderEliminarDespués contanos cómo le fue.
Super original, un beso.
Búsquenle el lado positivo a la cruel historia, pues ante la venganza gratuita de la inclemente dama sólo procede una lógica conclusión: este buen hombre sólo ha cambiado de aires, porque el infierno ya lo tenía en su propia casa.
ResponderEliminarComo siempre, Martín, un relato magnífico.
Un abrazo.
Hay gente ingrata, al menos no te quedaste con la duda de si el pastelero te había estafado. Un gran abrazo.
ResponderEliminarjajjajaaa...si hubiera tenido una de esas cerca para mi cumple (también se lo olvidaron) hubiera pedido un deseo muy parecida! ajjajajaaj
ResponderEliminarun abrazo!
Muy bueno, me encantó de verdad.
ResponderEliminarSaludos. Nos leemos
MUY, MUY BUENO!!! JAJA, IMPENSADO REMATE, HUBIERA IMAGINADO CUALQUIER OTRA COSA.
ResponderEliminarAPLAUDO, COMO HABITUALMENTE.
MAGAH
Que mujer tan rencorosa!!!!
ResponderEliminarEs una lástima que haya desperdiciado uno de los deseos de esa manera con lo bueno que es pedir cosas que nos hacen bien y disfrutar del momento.
Excelente tu relato como siempre.
Besos
REM
jajajajajajajajajajajajaa!!!
ResponderEliminaradivino el segundo deseo:Un abrazo!
y el tercero:un beso!
(che...mientras se resuelve la cuestion...la torta, podemos comerla entre todos?)
Muy bueno!
saludos Martin :)
Este protagonista si ke tubo un final trágico, por kerer enmendar las cosas, un olvido de cumpleaños en este caso... se olvido de los rencores guardados..pero sobretodo de las consecuencias.....
ResponderEliminarSaludos Martin¡¡¡
Un abrazo¡¡
Jajaja
ResponderEliminaranda que como no se dé cuenta y no caiga en pedir un deseo para tu regreso...
Ocurrente microrrelato
Un saludo indio
Aterrizo en tu espacio por casualidad, saltando de blog en blog, espero que aceptes la intromisión.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato ... Corto, conciso, y, demoledor. Por aquí decimos eso de ten cuidado con lo que deseas ...
Eso sí, le quedan dos deseos todavía por pedir. Tal vez, cuando pasen las horas, añore al que ha desterrado y utilice uno de ellos para volver a tenerlo a su lado. Tal vez ...
Jajaja!!!q malo q has sidooooo!!!esperemos q tenga corazon...o no!!
ResponderEliminarSaludos de la chica.
Me sacaste una carcajada, Martín. Pobre protagonista (¿o pobre de ti?)
ResponderEliminarEstimado Adolfo, tu falso primo no ha pasado por aquí, por eso no entiendo tu mensaje. De todos modos, en el living no se admiten agresiones entre usuarios. Por ello, si ese usuario hubiera pasado por aca con esas intenciones, seguramente su mensaje hubiera sido filtrado o borrado. Vale el aviso. Saludos
ResponderEliminarSil, confío realmente en que esta mujer será la excepción! jaja Me alegro que te haya gustado. Un beso
ResponderEliminarOnminayas, buena reflexión. Y ahora que lo pienso, creo que tenés razón. Saludos
Ignacio, eso no es poca cosa. Aunque en este caso, hubiera sido mejor ser estafado, no te parece? Un abrazo
Neogeminis, solo asegurate de dejarle volver! Saludos
Deigar, que suerte que te gustó! Me alegro mucho! Saludos
ResponderEliminarMagah, muchas gracias, que bueno haberte podido sorprender! Tus aplausos me hacen sonrojar. Saludos!
Rembrandt, tenés razón. El rencor la cegó y la hizo desperdiciar un deseo. Quizás hubiera sido mejor pedirle que no lo vuelva a olvidar. Gracias por tu comentario. Un beso
Carina, que bueno haberte hecho sonreir. Los otros dos deseos que propones me parecen buenisimos, sobre todo porque ambos implican salir del infierno! Muchas gracias! Un beso
Isady, evidentemente el rencor no lleva a buenas consecuencias. Muchas gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminarNo comments, esperemos que sí se de cuenta, sino el final será muy caluroso! Gracias por tus elogios! Un abrazo
Verónica, bienvenida al living! Creo que el mensaje es claramente ese, debemos tener cuidado al momento de desear. Las consecuencias pueden ser fatales. Muchas gracias por tu visita y por tu comentario. Espero que regreses pronto. Saludos
Isabel, esperemos que si!! Un beso
Esteban, la carcajada es una de las consecuencias que más me satisfacen en el lector. Me alegra haberla provocado! Te mando un abrazo
La verdad es que tu imaginación siempre me sorprende.Gracias...
ResponderEliminarNada peor que una mujer enojada.
ResponderEliminarAbrazo
Amigoooooooo... Martín holaaaaaaaaaaaa yo vuelvo a mi blog después de algún tiempo y por lo tanto acá estoy en el tuyo también.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo cariño, besos.
Cuidate mucho.
Hydro, me alegra que a esta altura aun te pueda sorprender. Muchas gracias! Saludos
ResponderEliminarCloe, estoy absolutamente de acuerdo! Un abrazo
Natalia, querida amiga, que bueno que regreses al living! Me daré una vuelta por tus gritos silenciosos en cuanto pueda! Bienvenida! Un beso
Yo no regresaría, me quedaría en medio de las llamas.
ResponderEliminarni lo sueñes!
ResponderEliminarlos otros deseos son que los dulces no engorden y muchos zapatos!
Jimmy, feliz regreso al living! Sobre gustos no hay nada escrito! Un abrazo
ResponderEliminarGalán, me hizo reir tu comentario. Entonces, sin dudas, estoy en el horno (literalmente). Saludos
Me encantó Martin!
ResponderEliminarbesos!
=) HUMO
Jo, pues tampcoo era para tanto... desalmada!!
ResponderEliminarJo, pues tampcoo era para tanto... desalmada!!
ResponderEliminarHumo, que bueno que te haya gustado! Un beso
ResponderEliminarOrologiaio, coincido con vos. No era para tanto. Lo unico bueno es que aun esta a tiempo de arrepentirse. Un abrazo
Viste? El próximo cumpleaños seguro que no le fallás ;)
ResponderEliminarLa moraleja creo que debiera ser: una mujer resentida es capaz de todo… ¿no?
ResponderEliminarAdriana, te puedo asegurar que no! (si es que me da la oportunidad). Saludos
ResponderEliminarJavier, bienvenido al living! Coincido con vos que esa debiera ser la moraleja. Debemos andar con cuidado. Gracias por comentar y por seguirme. Saludos
A ver si encuentro a esa chica y me regala uno de los dos deseos que le sobran. El otro puedesquedártelo tú, Martín.
ResponderEliminarLo malo de los deseos (para algunos) es que a veces se convierten en realidad.
Saludos lelos!!!
Victor, no hay problema en que te lo regale. Pero primero, que me haga regresar! Saludos!
ResponderEliminarQue maravilla sería tener una torta mágica cada cumpleaños... ¡pero pobre mina, que lástima verse obligada a desperdiciar un deseo de esa manera! Se ve que el tipo ni con las mejores intenciones la arreglaba.
ResponderEliminarMuy buena la idea Martín, me encantó.
¡Besos!
Lauri, que bueno que te haya gustado. A mi también me gustaría tener una torta así para mi cumpleaños, pero por suerte tengo mejores deseos para pedir! Gracias por tu comentario. Un beso!
ResponderEliminarSeguro que después de un tiempo de purgar tus culpas, ella volverá y te pedirá que no ceses de leer para ella, con un tono se susurro, aquellas historias que inventes cada día.
ResponderEliminarY se sentirá feliz escuchando tus cuentos mágicos.
Saludos y PAZ
Luis, ojala sea así! Gracias por comentar! Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué malo es el rencor!
ResponderEliminarSechat, estoy de acuerdo con vos! Este relato lo demuestra! Saludos
ResponderEliminarJesús, seguro que fue un escarmiento suficiente, del que quizás no pueda escapar nunca más. Gracias por comentar. Saludos!
ResponderEliminar