El asesino recorrió la escena del crimen, meticulosamente, procurando eliminar, con extremo cuidado, cada una de sus huellas digitales y los restos de ornamentos rotos que daban cuenta de la lucha, cuerpo a cuerpo, que acababa de tener lugar en el dormitorio. Luego, acomodó el cadáver de la víctima, intentando simular un suicidio o un accidente fatal.
- ¡Necesito ayuda, por favor! Acabo de encontrar el cuerpo de mi esposa cubierto de sangre. Creo que está muerta – dijo el viudo acongojado a la Policía, mientras observaba a la mujer sobre la cama.
A pesar de las precauciones del homicida, el detective demoró menos de tres minutos en descubrirlo. Solamente un verdadero idiota puede haber olvidado cambiarse la camisa que mostraba unas pequeñas manchas de sangre marcadas por los dedos de la víctima, como las que el detective descubrió, esa noche, dibujadas en mi espalda, apenas bajé a abrirle la puerta del departamento.
- ¡Necesito ayuda, por favor! Acabo de encontrar el cuerpo de mi esposa cubierto de sangre. Creo que está muerta – dijo el viudo acongojado a la Policía, mientras observaba a la mujer sobre la cama.
A pesar de las precauciones del homicida, el detective demoró menos de tres minutos en descubrirlo. Solamente un verdadero idiota puede haber olvidado cambiarse la camisa que mostraba unas pequeñas manchas de sangre marcadas por los dedos de la víctima, como las que el detective descubrió, esa noche, dibujadas en mi espalda, apenas bajé a abrirle la puerta del departamento.
Las manchas siempre delatan... crímenes, etc. etc....jajja
ResponderEliminarBuenísimo !!!!-como siempre-
BESOS de living.
Martín, tus textos tienen el vértigo necesario, como para remontar vuelo en unos pocos renglones.
ResponderEliminarAdmirable.
Magah
Bueno eso si. solo un idiota olvida eso..
ResponderEliminarmuy buen relato nos entregas como siempre
saludos fraternos
un abrazo
Joeeeeee el final para poner los pelos de punta.
ResponderEliminarAquí hasta el que narra es un asesinooooo
Geniallllll
Un besitooooooo
Las manchas, si son en la espalda, son muy traidoras. Deduzco que el asesino vivía solo (o mal acompañado)
ResponderEliminarSaludos
Interesante policial, buena trama..
ResponderEliminarBesos
Un fallo de principiante... se nota que no había matado demasiadas esposas.
ResponderEliminar:P
Que bien escribes, te voy a estar siguiendo; bastante creativo tu cuento, con un twist en el final muy bueno. Suerte.
ResponderEliminarSil, me divirtió imaginar todos esos etc! jaja. Gracias por tu generoso comentario -como siempre-. Un beso
ResponderEliminarMagah, me alegra saber que logré el objetivo. Por eso me gusta el desafío de los microrrelatos! Gracias por comentar. Besos
Adolfo, hay olvidos que son imperdonables! Un abrazo amigo.
Ana, al principio el asesino quiso disimular hablando en tercera persona, pero una vez descubierto, lo confesó todo. Gracias. Un beso
José, el asesino antes vivía con su esposa, ahora lo hará en un lugar repleto de delincuentes. Un abrazo
Romina, me alegra que te haya atrapado este mini policial. Gracias por tu comentario. Un beso
Orologiaio, es sin duda un fallo de principiante, incomprensible. Gracias por tu visita. Saludos
Basurero usurero, bienvenido al Living! Gracias por tus elogios y por decidir seguirme. Las puertas quedan abiertas para que regreses cuando quieras. Saludos
Ese recurso de empezar en tercera persona y terminar en primera persona me pareció muy bueno. Y bueee, hasta Watson habría notado las manchas de sangre... excelente relato, Martín.
ResponderEliminarNancy, lo que sucede es que al principio el asesino intentó no ser descubierto, por eso hablaba en tercera persona. Gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminarbueno, en realidad hay teorías que defienden que todo asesino quiere ser descubierto, y que la mente humana no aguanta tanto remordimiento. Si no era un psicopata, lo mismo se alegró de ser descubierto...
ResponderEliminarbesitooos!!!!!!!!!!!!
Juls, interesante teoría. ¿Será por eso que el relato termina en primera persona? Un beso
ResponderEliminarCreo que es totalmente comprensible, ningún asesino tiene la obligación de empezar con un crimen perfecto. Ya podrá perfeccionarse después.
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo.
"Y así fue como descubrí Ariel"
ResponderEliminarJajaja. Muy bueno Martín. Perdón por el chiste. Era irresistible.
Alejandro, es como el arte de escribir... Cada dia va mejorando. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarNetomancia, tenes razon. El chiste era inevitable. De todos modos, me hiciste sonreir. Gracias! Saludos
jajaja Parece que el crimen perfecto no existe... Y esas manchas más que hablar gritaba: "Fui yo..."
ResponderEliminarBesos rojos,
HR.
Las peores manchas, las que nunca se borran, son las de la conciencia... cuando se tiene, claro!! jejeje
ResponderEliminarque tengas un buen domingo!
Es que de cualquier manera a los asesinos se nos pide demasiado. Después de tomarte el trabajo de llevarte por medio a alguien que no te cae bien o te estorba para tus aspiraciones, se nos exige que encima tengamos la cabeza para tonterías.
ResponderEliminarNo hay derecho. Deberíamos quejarnos a nuestro sindicato de clase.
Un placer leer tus letras... como siempre.
PAZ
me encanta como escribes...eres íncreible.un saludo!
ResponderEliminarHe tenido alguna experiencia referente a investigaciòn de delitos y siempre alguna evidencia incrimina al culpable.No existen fòrmulas perfectas para ocultar hechos humanos.El relato impecable.Saludo tocayo.
ResponderEliminarla sangre y el lapiz labial... siempre delatando a los caballeros.
ResponderEliminarTú siempre sorprendiendome con estos textos de sobremesa dignos de novela de suspense (:
ResponderEliminarHR, coincido con vos en que no existen los crimenes perfectos! Un beso
ResponderEliminarNeogeminis, tenés razón, esas manchas son imborrables, pero también invisibles a los otros. Saludos
Luis, me hiciste sonreir con tu comentario sindical. Debería afiliarme a ese sindicato! Un abrazo
Loca de los gatos, bienvenida al living! Gracias por tus comentarios. Me alegra que te gusten mis textos. Saludos
Martin, tocayo, que interesante esa experiencia que contás. Entonces evidentemente esta no fue solo una cuestión de estupidez, sino que tarde o temprano, sería descubierto. Saludos
Rous, ¿porque solo a los caballeros? jaja Las manchas delatoras no hacen discriminación por género. Un beso
Juliet, muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te haya sorprendido. Un beso
Muy bueno Martín! El asesino tenía un problema de imagen, aunque no lo sabía. Besos sshh!
ResponderEliminarAdriana, Muchas gracias! No fue solo un problema de imágen, sino de falta de tintorería! Un beso shh
ResponderEliminarTe delatas. Al final del día siempre nos delatamos, solo hay que encontrar a esos "detectives" que hacen de ver un trabajo.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi blog, lee el 2do de ganas de ti, te va a gustar.
Besos. muchos.
Adela, coincido con lo que decís. Por eso, siempre hay que andar con la conciencia y las camisas limpias. Prometo devolverte la visita. Un beso
ResponderEliminarA mi me cuesta leer un texto y no decir lo que pienso, aunque a veces parece pesado, espero que no te lo parezca.
ResponderEliminarPienso que ese cambio de tercera a primera persona va en detrimento del cuento, le resta ritmo, además lo vuelve obvio.
Saludos
Si asi pasa aveces procuras hacer todo tan bien, que no quede ninguna evidencia y cuando menos te lo esperas.... el minimo detalle sale, descurbriendo la verdad... jejeje eso suele pasar en la vida claro¡¡¡ no un homicidio...
ResponderEliminarSaludos chiko¡¡¡¡
Me sube la bilirrubina!
ResponderEliminarAplausos querido Martin!
=) HUMO
Fernando, bienvenido al Living! Las críticas son tan bienvenidas como los elogios, así que las agradezco. Siempre se pueden mejorar los textos, gracias por tu sugerencia. Saludos
ResponderEliminarIsady, por eso son importantes los pequeños detalles! Gracias por comentar. Un beso
HUMO, Gracias por tus aplausos! Un beso
Adolfo, te agradezco enormemente este primer premio para el Living. Estaré pasando a retirarlo con todo gusto. Es un honor! Muchas gracias!
ResponderEliminarSaludos fraternos
Sólo el suicidio es un crimen perfecto.
ResponderEliminarIgnacio, es cierto! Y no siempre, porque hay algunos que son inexplicables. Gracias por comentar. Un abrazo
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