lunes, 31 de agosto de 2009

Le Cirque Rouge

La caravana del circo arribó al pueblo aburrido, anunciando un espectáculo diferente. Entre el show de malabaristas y las bromas del viejo payaso, se presentaba, en el círculo de arena, un auténtico vampiro. Su acto consistía en fascinar a un enano, para luego beber la sangre de su cuello, frente a la mirada magnetizada de los pueblerinos. La rutina era escalofriante, pero muy original. El éxito del show fue tan contundente, que el circo debió extender su estadía en aquel sitio por toda la temporada. Pero, por desgracia, el stock de enanos se acabó rápidamente, y en las funciones siguientes, el pálido artista debió someter a su rutina a cada uno de sus compañeros del circo, incluido el dueño y los miembros de la orquesta. Ya sin música ni presentador, el exitoso vampiro anuncia el espectáculo de esta noche con una novedad. Por primera vez, solicitará la colaboración gentil y desinteresada de alguien del público.

sábado, 29 de agosto de 2009

El juego de la escalera

Las instrucciones del juego parecen claras. El competidor es colocado en la terraza de un enorme edificio, frente a la puerta de acceso a las escaleras. Apenas el juez lo ordene, comenzará su carrera descendente. En cada planta le espera una sorpresa, un sacrificio, una alegría o una decepción. A lo largo del camino, podrá encontrarse, entre otras cosas, con un ambiente lleno de insectos y serpientes venenosas, un difícil acertijo que resolver, un salvaje animal famélico, un monstruo asesino, una mujer ninfómana o una trampa mortal. Por cada obstáculo superado, se hará acreedor a una importante suma de dinero, que le será abonada cuando alcance la salida.
Cada uno de sus movimientos será capturado por alguna de las múltiples cámaras de televisión que se encuentran distribuidas a lo largo del edificio. El participante lleva consigo una mochila que contiene: un cuchillo, un revólver con seis balas, una calculadora, un diccionario, un destornillador, un rollo de cinta autoadhesiva, una botella de alcohol fino, una caja de preservativos, un moderno cortaplumas de múltiples usos, una soga y algunas latas de comida en conserva, por si su estadía en el edificio se prolonga más de lo esperado.
El conductor del programa le desea suerte y lo invita a cruzar la pequeña puerta de hierro, que será soldada por fuera. Ya pueden escucharse los alaridos, gruñidos, sirenas y otros ruidos extraños, provenientes de los niveles inferiores. El concursante se detiene antes de bajar la primera escalera y saluda sonriente frente a una de las cámaras. Pero su rostro se transformará repentinamente, cuando mire con atención hacia abajo y descubra que, al igual que los infructuosos participantes anteriores, él también ha sido víctima de un aterrador engaño. No existe una planta baja ni una meta que pueda alcanzar para poner fin al juego. Los pisos inferiores se repiten continuamente, hasta el infinito.

La foto "Escalera al infierno" es propiedad de Christian Pereira y se publica con autorización del autor, únicamente para su exhibición en este blog.

martes, 25 de agosto de 2009

El niño artesano

Sus manos pequeñas amasan la masilla cariñosamente, buscando encontrar la forma perfecta. En algún lugar, creyó escuchar que un hada misteriosa a veces regala el milagro de la vida a los muñecos, y él siempre quiso un hermano. El reloj colgado en el taller indica que queda poco tiempo. Tiene que apurarse, su obra deberá estar lista antes que despierte Gepetto.

Nota: Ignacio Reiva (habitante ilustre del Living) me regaló la idea y las primeras letras de este cuento, para que le diera forma final y lo publicara aquí. Muchas gracias Ignacio! Fue un placer haber podido trabajar con vos en este relato conjunto. Espero que te guste el resultado final.

sábado, 22 de agosto de 2009

El libro del amor

Entregados a las pasiones carnales más profundas, sus cuerpos fueron capaces de escenificar cada una de las artes amatorias del Kamasutra. Pero los frívolos deseos materiales lograron vencer al amor, cuando la mujer de Vatsyayana descubrió el libro publicado en una tienda de la India y demandó a su marido por sus derechos de autor.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Tres deseos

Me sentí tan culpable por no haber podido acompañarla en el día de su cumpleaños, que decidí hacerle un regalo especial para lograr su perdón. Fui a visitarla al día siguiente con una enorme torta mágica que, según prometía el anuncio de la pastelería, era capaz de hacer realidad los deseos del agasajado. Coloqué las velas especiales sobre el pastel, la invité a pedir sus tres deseos y comencé a cantar. Me miró con una sonrisa pícara y extraña, antes de soplar sobre las pequeñas llamas, hasta dejar el ambiente en absoluta oscuridad. Al encender las luces, me encontré solo, encerrado en un pesado infierno de fuego intolerable, sobrevolado por gritos de histeria y desesperación. Mi única esperanza es pensar que ella aún puede tener otros dos deseos por cumplir. Sólo espero que utilice alguno de ellos para hacerme regresar.

jueves, 13 de agosto de 2009

El Club de los sufridores

Todos los lunes a la hora de la siesta, se reúnen en la sede de la institución, los miembros del Club de los sufridores. Cada uno de sus integrantes se jacta de ser víctima habitual de situaciones terribles y desgraciadas, que son causa de su constante infelicidad. Ubicados en las incómodas butacas del auditorio, debaten sobre los hechos negativos sufridos por cada uno de ellos durante la semana anterior.
– Estuve internado por una afección estomacal muy grave, por culpa de la cual no podré ingerir nunca más alimentos envasados – anunció el primero.
– ¡Eso no es nada! A mí me echaron del trabajo por reducción de personal. Ahora no podré pagar mis deudas y seguramente perderé gran parte de mis bienes – explicó el segundo socio.
– Lo mío es mucho peor – exclamó el tercer miembro – Se murió mi gato siamés, perdí una fortuna en las carreras de caballos y fui atacado por el perro de mi vecino. Definitivamente, esta semana no me llevé bien con los animales.
– Nada de eso se compara con lo que me pasó a mí – advirtió el cuarto socio expositor – Tuve que iniciar los trámites de divorcio luego de encontrar a mi esposa en la cama con un compañero de trabajo. Dos días después, unos ladrones desvalijaron mi casa y, para colmo, mi médico me dijo que estoy perdiendo la vista y quedaré irremediablemente ciego.
Los restantes asistentes a la reunión continuaron exponiendo sus miserias, orgullosos de haber vivido aquellas tragedias dignas de todo miembro de esa renombrada institución. Finalmente, llegó el turno del pobre Norberto, que esperaba con ansiedad el momento de iniciar su discurso.
– Mi semana ha sido realmente terrible – lamentó – Inicié una relación sentimental con la mujer de mis sueños, fui contratado por una empresa multinacional para una posición gerencial con condiciones inmejorables, compré un billete de lotería y gané una fortuna, mi equipo de fútbol se consagró campeón del torneo por primera vez en su historia y, tras diez años de distanciamiento, me reencontré con mi mejor amigo de la infancia. Es espantoso confesarlo, pero esta semana no he vivido ningún acontecimiento triste que les pueda relatar.
El auditorio se cubrió de un rígido silencio y todas las miradas apuntaron al presidente de la asociación que, tras unos segundos de análisis, debió tomar la decisión que todos los allí presentes imaginaban.
– Estimado socio, usted sabe que nuestro club no admite miembros con vidas felices – dijo el veterano dirigente – Debo pedirle que tome sus cosas y abandone nuestra honorable institución para siempre.
Apenas alcanzó la calle, el rostro de Norberto se cubrió de lágrimas. Maldijo sus recientes días de bienestar, en que aquellos logros inesperados lo habían condenado a su exclusión del grupo selecto. Por culpa de ello, estaba viviendo el día más triste de su vida y ningún sufrimiento experimentado en el pasado podía compararse con aquella sensación de infinita angustia. Sintió que, por fin, había logrado convertirse en el más afligido de los sufridores, algo que seguramente hubiera despertado la envidia de los restantes miembros del club. Entonces, sabiendo que la vida que tenía por delante sería inevitablemente mucho mejor, secó sus lágrimas con una de las mangas de su camisa y comenzó a sonreír.

lunes, 10 de agosto de 2009

Un ensayo concluyente

El experimento había sido ensayado con éxito en monos, cerdos y cobayos, pero aún faltaba probar sus efectos en el organismo humano. Si la prueba funcionaba, el descubrimiento cambiaría para siempre la historia de la humanidad. Es una experiencia indolora, aseguraba el científico, pero pidió que le suministraran un sedante, hasta que todo estuviera dispuesto para que él mismo fuera el sujeto pasivo de la demostración. Al despertar, se encontró atado por correas a una incómoda camilla, ubicada frente a una cámara encendida de televisión. Lo último que alcanzó a ver fueron los ojos culposos del hombre vestido de blanco, en el momento exacto en que presionaba el émbolo de la fría inyección letal.


Cuento presentado por el autor en el concurso Minificciones del mes de agosto de 2009, inspirado en la imagen aquí incluida.

viernes, 7 de agosto de 2009

La sombra más grande

Bajo la sombra del viejo roble, el jardinero plantó una nueva especie. El flamante árbol era delgado, casi raquítico, pero sus hojas tenían el brillo típico de los ejemplares noveles. Sus ramas crecían fuertes y esplendorosas, ante la mirada celosa de su viejo compañero. Con la llegada de la primavera, brotaron sus primeras flores hermosas, que opacaban la presencia del antiguo ejemplar y eran preferidas por las aves del lugar. La situación se agravó cuando el recién llegado comenzó a coquetear con una pequeña flor violeta, que había crecido entre los dos árboles de manera salvaje, de la cual el roble se había enamorado profundamente. Entonces, el árbol celoso abrió sus ramas para aumentar su sombra al máximo, hasta cubrir de fría oscuridad al indefenso arbolito. Luego, absorbió enérgicamente todo el agua y los nutrientes de la tierra, con el único objetivo de dejar al novato sin las condiciones mínimas para sobrevivir. No le importó que, por ello, muriera también la hermosa violeta que, durante algún tiempo, había alegrado sus días tristes. Pronto, el arcaico roble volvió a convertirse en el rey del jardín, enérgico, noble, impactante, imbatible ante los efectos del sol y los vientos de tormenta. Una semana más tarde, fue el hombre quién hizo justicia frente a aquellos crímenes botánicos injustificables y, tras arrasar con todo ser vivo existente en el verde paraíso, ordenó construir un imperturbable bloque de cemento, donde hoy funciona un hipermercado.

martes, 4 de agosto de 2009

Un breve regreso

El hombre recién llegado se sentó a la mesa iluminada por la tenue luz de las velas, ante la ansiosa mirada de Silvia. Ella estaba entusiasmada de recibir al visitante y usaba el vestido negro que él le había regalado tres años antes, para su último aniversario.
El penetrante aroma de la carne asándose en el horno que provenía de la cocina se mezclaba con el dulce olor de los ardientes sahumerios hindúes, que transmitían energía y magia al ambiente. Ernesto adoraba la carne al horno con papas (ella recordaba que era su plato favorito) y el reencuentro era una oportunidad inmejorable para agasajarlo.
- Estás igual a la última vez que nos vimos – murmuró Silvia, mientras recorría al hombre con la mirada – Parece que el tiempo no hubiera pasado para vos.
Ernesto la observaba en silencio, pero sonriente. Estaba tan sorprendido como ella de haber podido concretar aquel reencuentro después de tantos años de ausencia y melancolía.
Sobre la mesa, Silvia había dispuesto una botella de exquisito Syrah argentino, perfecta para la ocasión. Sin embargo, en el momento del brindis, un acontecimiento fortuito hizo que la velada se interrumpiera abruptamente. Sin que la anfitriona tuviera tiempo de impedirlo, el huésped tomó, por error, la copa invertida a través de la cual ella había invocado su presencia, y se esfumó repentinamente en el humo de las velas, dejando a la viuda nuevamente sola y envuelta en llanto, con la cena a punto de ser servida.